Las mejores películas mexicanas de la década
Un listado de lo mejor que se ha producido a nivel nacional del 2010 a la fecha.
Mejores películas mexicanas de la década: De 2010 a la fecha se han producido más de mil películas mexicanas, lo que significa que esta última década ha sido la más prolífica en la historia del cine mexicano. Además de estos números apabullantes –que superan incluso a lo hecho en la Época de Oro–, el cine nacional ha disfrutado de un reconocimiento internacional sin precedentes. Aquí una selección de las diez mejores películas mexicanas de la década.
Antes de comenzar con nuestra lista de las mejores películas mexicanas de la década, las menciones honoríficas.
- La camarista (Lila Avilés, 2019)
- Las niñas bien (Alejandra Márquez Abella, 2018)
- Sueño en otro idioma (Ernesto Contreras, 2017)
- Un monstruo de mil cabezas (Rodrigo Plá, 2015)
- El infierno (Luis Estrada, 2012)
- Club sándwich (Fernando Eimbcke, 2013)
- El Jeremías (Anwar Safa, 2015)
- Quebranto (Roberto Fiesco, 2013)
- Eco de la montaña (Nicolás Echevarría, 2014)
- Tiempo compartido (Sebastián Hofmann, 2018)
Tempestad (Dir.ª Tatiana Huezo, 2016)
El cine de Tatiana Huezo es un reflejo de su realidad. Proveniente de El Salvador, la naturalizada mexicana logra plasmar el dolor que ha provocado una guerra contra el narcotráfico descarnada e indiscriminada. Sin embargo, no lo hace de forma convencional: no utiliza testimonios a la cámara, ni escenas que retraten explícitamente la violencia de la que habla. Más bien, se vale de paisajes e imágenes evocativas, que dibujan la desolación. Tempestad nos hace parte de dos historias de injusticia e impunidad. Que reflejan a un México que le ha quitado todo a sus habitantes, incluido el miedo.
Carmín Tropical (Dir. Rigoberto Perezcano, 2014)
Rigoberto Perezcano sabe cómo intrigar a su público. Lo hizo en 2009 con Norteado, su ópera prima, y tiempo después repetiría la hazaña con Carmín Tropical. En su segunda película como guionista y director seguimos muy de cerca los pasos de Mabel (José Pescina). Una muxe que, después de varios años viviendo fuera de su comunidad, vuelve a Juchitán, Oaxaca, a investigar el asesinato a sangre fría de Daniela, su mejor amiga. En este viaje en busca de la verdad, Mabel se reencuentra también con viejas heridas del pasado en una tierra que, aún honrando la tradición muxe, ha sido sede de salvajes crímenes de odio. Un thriller como pocos y una de las mejores películas mexicanas.
Mejores películas mexicanas de la década
Los insólitos peces gato (Dir.ªClaudia Sainte-Luce, 2013)
Sin importar si el lazo que los une es de sangre, no hay nada más indestructible que el amor de una familia. Especialmente en los momentos más oscuros de la vida. Claudia (Ximena Ayala) lo descubre cuando un fuerte dolor de estómago la involucra con una familia liderada por Martha (Lisa Owen). Quien vive sus últimos días de vida rodeada de amor y a bordo de un viejo Volkswagen amarillo. A través de la lente de la cinefotógrafa francesa Agnès Godard, Claudia Sainte-Luce construyó su ópera prima con un relato que fue galardonado en el TIFF 2013 y descrito como un cine conmovedor, generoso, empático y sensible. Una de las mejores películas mexicanas del tiempo reciente.
La región salvaje (Dir. Amat Escalante, 2016)
Nadie puede mantenerse indiferente al cine de Amat Escalante. Desde Heli, el cineasta había explorado el universo violento cernido a través de la lucha entre el narco, el Ejército y los civiles. Estos últimos como carne de cañon y daño colateral de la delincuencia. Con La región salvaje dividió al público con una historia de tintes fantásticos que alude al machismo, la homofobia y la violencia de nuestro país. A través de la presencia de una criatura alienígena de tentáculos nunca antes vistos en el cine nacional. Pese a un intento de censura previo a su exhibición, la película fue aplaudida por el público y la crítica, además de que le valió a Escalante el León de Plata a Mejor dirección en Venecia 2016.
Mejores películas mexicanas de la década
La jaula de oro (Dir. Diego Quemada-Díez, 2013)
Día a día, miles de migrantes centroamericanos recorren los más de 4 mil kilómetros que existen entre las fronteras de México con Guatemala y Estados Unidos. Es en dicho trayecto –lleno de ilusión y desesperanza– que Diego Quemada-Díez nos comparte la historia de cuatro jóvenes. Quienes, a bordo del tren conocido como La Bestia, sueñan con llegar a la unión americana para tener una vida mejor. La ganadora de 13 premios Ariel –incluido Mejor película– nos demostró con su relato desgarrador que, incluso en aquellas tierras de bonanza y libertad, los migrantes vivirán siempre atrapados en una prisión imaginaria por no pertenecer a la tierra a donde han llegado.
Roma (Dir. Alfonso Cuarón, 2018)
Con una trayectoria consolidada en el cine internacional, Alfonso Cuarón volvió a su país para filmar su cinta más personal y ambiciosa a la fecha. A través de Cleo (Yalitza Aparicio), rindió homenaje a Libo, su nana, y reconstruyó el México de los años 70 como no se había visto antes. Filmada en 65mm y en blanco y negro, la cinta se corona a la fecha como la película mexicana más galardonada de nuestra historia. Pero más allá de los premios –incluidos diez Arieles, tres Oscares y un León de Oro–, uno de los mayores méritos de Roma radica en que le dio voz a un sector olvidado de nuestra sociedad desigual y, de paso, nos mostró un mundo de exhibición alternativa sumamente necesario para el cine mexicano. Ninguna lista de las mejores películas mexicanas estaría completa sin ella.
Mejores películas mexicanas de la década
Güeros (Dir. Alonso Ruizpalacios, 2014)
La huelga de la UNAM de 1999 obligó a toda una generación a vivir en una especie de limbo. Fue en ese momento complejo de la historia de la Ciudad de México en que el novel cineasta Alonso Ruizpalacios situó la historia de su ópera prima: un road trip que sigue las miradas de Sombra y Santos (Tenoch Huerta y Leonardo Ortizgris), dos jóvenes mexicanos que, como muchos, fueron obligados a poner su vida en pausa y dejarse llevar por cualquier aventura que tocara a su puerta. Filmada en blanco y negro por el cinefotógrafo Damián García, Güeros se burla de forma sutil y elegante del clasismo, de la discriminación y de esa falta de oportunidades para quienes se supone son el futuro de un país.
Somos lo que hay (Dir. Jorge Michel Grau, 2010)
El terror es un viejo amigo del cine mexicano. En su ópera prima, el egresado del CCC Jorge Michel Grau nos presenta a una familia de caníbales que queda desamparada tras la muerte del padre. La ausencia de su proveedor de carne humana lleva a este clan al borde de la locura, por lo que sus miembros estarán dispuestos a todo por saciar su hambre. Aquellos rostros inexpresivos de una muy joven Paulina Gaitán o de la sorprendente Carmen Beato dan la sensación de que uno, frente a la pantalla, podría ser el próximo plato fuerte de esta familia perturbadora. La cinta fue tan bien recibida que incluso tuvo un remake a partir de una producción francoestadounidense dirigida por Jim Mickle.
Mejores películas mexicanas de la década
La libertad del diablo (Dir. Everardo González, 2017)
Con su séptimo largometraje, el documentalista mexicano logró lo imposible: despertar la capacidad de asombro y de indignación de un pueblo tan lastimado como el nuestro. Con La libertad del diablo, Everardo nos muestra distintos testimonios con víctimas y victimarios de la violencia que ha desgarrado a México. Todos ellos portan la misma máscara, pero sólo sus palabras son necesarias para evidenciar el abismo que los separa. Con ese contraste de historias –y apoyado por la incisiva cámara de María Secco–, el cineasta nos conduce por un viaje asfixiante a las entrañas del infierno, donde nos permite mirar al mal directamente a los ojos.
Las elegidas (Dir. David Pablos, 2015)
Quizás uno de los momentos de mayor fragilidad en la vida es cuando uno confía en quien ama. Sofía (Nancy Talamantes) supo de la peor forma que Ulises (Óscar Torres), su novio, en realidad era el hijo del líder de una red de trata de personas que mataría su libertad y sus sueños. Con enorme elegancia y sensibilidad –aplaudida en Cannes y Venecia–, David Pablos situó su segunda película en el espantoso mundo de la esclavitud sexual para revelar los sonidos del horror y la desesperación: la pesadilla de un grupo de niñas inocentes a quienes se les arrebató en un instante la esperanza.