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La guerra por el video casero: qué es y cómo funcionaban los formatos VHS y Betamax

07-06-2024, 12:00:49 PM Por:
La guerra por el video casero: qué es y cómo funcionaban los formatos VHS y Betamax

El 7 de junio se celebra el #NationalVCRDay o Día Nacional de la VCR: una oportunidad para dar un brinco atrás en el tiempo y recordar cómo, antes de Netflix y el streaming, la videocasetera habría de convertirse en la mayor enemiga—y aliada—de Hollywood… pero, también, en objeto de culto.

En noviembre de 1966 se transmitió, en los Estados Unidos, el final de la segunda temporada de I Dream of Jeannie, la sitcom conocida en México como Mi bella genio y en el que el Mayor Tony Nelson (Larry Hagman, el famoso J. R. de Dallas) le pide a la genio interpretada por Barbara Eden que pause un partido de futbol, de manera que puedan terminar de verlo al regresar de hacer compras. Claro, en aquel entonces esa acción sólo era posible con un acto de magia. Que el televidente pudiera “ponerle pausa” a una transmisión en vivo sólo sería posible muchos años después, a finales de los noventa, con la llegada de grabadoras de video digitales como TiVo.

Pero la idea –ese brinco en el tiempo– parecía, en efecto, cosa de magia.

Historia del formato VHS y Beta y las videocaseteras.

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En la jerga del broadcasting, a esto se le denomina time shifting, o la grabación de contenido en un dispositivo de almacenamiento para ser visto o escuchado después de su transmisión en vivo. Pero también fue el eslogan con el que Sony anunció el lanzamiento de la Betamax en 1975. Todavía a principios de la década de los 80, la única manera de ver una película era ir al cine, durante su corrida comercial… o encender la televisión y esperar que la estuvieran pasando en algún canal de la televisión abierta. En México, la televisión por cable no llegaba aún a todos los hogares y menos aún tenían acceso a una antena parabólica, antecesora de servicios satelitales como el ya también desaparecido DirectTV.

Todo eso cambió en la primera mitad de aquella década, cuando se comenzó a popularizar la VCR, acrónimo de Video Cassette Recorder o videocasetera. Éste es un dispositivo electromecánico capaz de grabar audio y video directamente de la televisión y otras fuentes audiovisuales en una cinta de video magnética que, a diferencia de los sistemas de carrete abierto anteriores, estaba contenida en un casete extraible que permitía reproducir las imágenes en el momento más conveniente para el consumidor. Cintas “en blanco“ –o vírgenes– se podían adquirir para hacer grabaciones en casa, además de que también reproducían cintas pregrabadas que estaban disponibles para compra y alquiler.

El entretenimiento nunca volvería a ser el mismo.

Televisión en lata

El primer dispositivo de video casero fue desarrollado en 1956 por Charles Ginsburg, líder de un equipo de investigación para el fabricante de electrónicos Ampex. Esta compañía habría de introducir el formato estándar de transmisión profesional de cinta de video con la Ampex VRX-1000, la primera grabadora comercial del mundo pero que, debido a su precio de $50,000 dólares, sólo estaba al alcance de las cadenas de televisión. En junio de 1963, la Nottingham Electronic Valve Company presentó la Telcan Domestic Video Recorder –por Television in a Can, televisión en una lata–, la primera grabadora doméstica que, sin embargo, era también cara… y solo podía grabar 20 minutos a la vez, y en blanco y negro.

Pero la Betamax –o Beta, de cariño– sería el formato que llegaría a cambiarlo todo. Establecida como Tokyo Tsushin Kogyo en 1946, al término de la Segunda Guerra Mundial, Sony había comercializado la primera grabadora de audio del Japón, y en 1971 presentó en Tokio, y de la mano de otros siete fabricantes, el U-Matic, considerado el primer formato de video comercial pero cuyo costo, de nuevo, habría de mantenerlo fuera de los hogares. Poco después, el 10 de mayo de 1975, la compañía introdujo en Estados Unidos la Betamax modelo LV-1901, una consola que incluía un televisor Sony Trinitron y cuyos casetes contenían una cinta de media pulgada de ancho, en un diseño similar al del anterior U-matic.

Historia de las videocaseteras y video VCR, VHS y Beta.
En 1975, el primer Betamax venía con un televisor de 19″ encerrado en un mueble de madera y se vendía por unos $2,295 dólares (más de $10,000 dólares si ajustamos por la inflación). Lo que lo hacía notable era el sintonizador de TV adicional para el VCR, el cual permitía a los usuarios grabar un canal mientras miraban a otro.

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A medida que más consumidores adquirían una VTR –que era el término preferido por Sony–, fabricantes como Toshiba y Sanyo comenzaron a producir sus propias líneas Betamax. Y es que, en 1977, la compañía duplicadora de cintas de audio Magnetic Video Corporation había comenzado ya a lanzar películas en videocasete luego de firmar un acuerdo con 20th Century Fox por la licencia de cincuenta de sus clásicos. Entre estos se encontraban títulos como Butch Cassidy and the Sundance Kid, M*A*S*H, Contacto en Francia y La novicia rebelde. En 1979, Paramount llegó a un acuerdo con Fotomat para alquilar y vender 43 títulos, y que incluía también títulos de Walt Disney Productions. Ya para 1980, Columbia Pictures había creado Columbia Pictures Home Entertainment, y Paramount Home Video lanzaba sus propios títulos para venta a minoristas.

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No obstante, el celo de Hollywood por su propiedad intelectual –así como la competencia de un formato rival, el VHS o Video Home System, desarrollado por JVC en 1976– habrían de desafiar el éxito de la Betamax. Durante los años 50, los estudios habían sufrido ya la competencia de la televisión, aun otro aparato que invitaba al consumidor a quedarse en casa en lugar de ir al cine. Y la historia amenazaba con repetirse. En octubre del ’76, Universal y Disney presentaron una demanda contra Sony, alegando que la Betamax constituía una infracción de sus derechos de autor, además de fomentar la piratería. Ambos intentaron prohibir la venta de VCRs y, después, el alquiler de películas. El resultado fue una batalla judicial –el “caso Betamax”– que habría de prolongarse hasta 1984.

Para cuando la Suprema Corte emitió su fallo, en el cual se reconocía el derecho a la grabación de programas de televisión para uso personal, uno de cada cinco hogares de televisión estadounidenses poseía una VCR… y la mayoría eran VHS. Este formato vendía más que Beta por un amplio margen: no sólo se habían evitado la pelea con Hollywood, sino que el mayor tiempo de grabación de sus casetes –de hasta cuatro horas contra una del Beta, lo que lo hacía ideal para la grabación de partidos de futbol americano– habría de inclinar la balanza a favor del formato. Para 1980, el VHS controlaba ya el 60% del mercado norteamericano.

Historia de la videocasetera VHS y Beta.

El fin de una era

A medida de que los estudios de cine y las tiendas de alquiler de películas se alejaron de Betamax, la combinación de esa menor participación en el mercado y la falta de títulos disponibles habría de reforzar la posición del formato VHS. Éste acabaría por imponerse a pesar de su menor calidad… y a un empujoncito de parte de la industria del porno. Sony seguiría produciendo videocaseteras Betamax hasta 1993 –y sólo después de lanzar su propia línea de caseteras VHS, en 1988–, si bien continuaría fabricando cintas formato Beta hasta el año de 2016.

En 1989, la compañía se hizo de su propio estudio con la adquisición de Columbia Pictures, lo que –tras el lanzamiento del Digital Versatile Disc o DVD, en 1996– habría de resultar la mejor manera de evitar otro pleito con Hollywood al darle acceso a la librería de títulos del estudio y, poco después, a la de Warner Bros… y ganar después una nueva guerra de formatos contra el HD-DVD, con el lanzamiento del Blu-ray en 2006. Hoy, aquella promesa de escapar a la tiranía del tiempo es al fin una realidad, gracias a los servicios de streaming que amenazan, paradójicamente, con hacer obsoletos los formatos físicos mismos.

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Sin embargo, el Betamax –y también el VHS– se ha convertido hoy en objeto de culto, artefactos codiciados por coleccionistas dispuestos a pagar buen dinero por los títulos más buscados. Mientras escribo este artículo, una copia abierta de El mago de Oz en Beta se vende en eBay por $4 mil dólares, unos $70 mil pesos. Reliquias de un pasado analógico, las fallas en el tracking y los drops de la señal son la textura misma del recuerdo para toda una generación: un salto en el tiempo a nuestras infancias perdidas, y a esas memorias arrancadas al olvido… aunque sea en una pantalla de aspecto 4:3, y en calidad decididamente lo-fi.

autor Periodista y cineasta, es colaborador de Cine PREMIERE desde el año 2002, conductor de Horroris Causa en UAM Radio 94.1 FM y miembro del equipo de Mórbido: Festival Internacional de Cine Fantástico y de Terror. Actualmente imparte las materias de Narrativa, Guionismo y Géneros Cinematográficos en SAE Institute Mexico, así como talleres de guion para cortometraje.
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