Ingrid Bergman: Sus mejores películas

Si hay alguien que merece un lugar de honor entre los grandes exponentes del celuloide es Ingrid Bergman. Su talento le permitió deambular por todo tipo de proyectos, trabajar con grandes directores y coprotagonistas, y convertirse en una de las actrices más laureadas con siete nominaciones al Oscar de las que cosechó tres estatuillas. A esto sumemos las diversas adversidades que enfrentó a lo largo de su carrera: su salto hollywoodense desde su natal Estocolmo cuando ni siquiera hablaba inglés y ocurrido tras impresionar al productor David O. Selznick con su trabajo en la sueca Intermezzo (1936), convirtiéndose así en la mayor estrella extranjera del cine clásico junto con Greta Garbo; su eterna negativa a cambiar de imagen y deseo por mantener una imagen natural al considerar que era más que un objeto decorativo de la industria norteamericana; la sacudida que sufrió su imagen pública tras sostener un romance extramarital con el director Roberto Rossellini en plena época del Código Hays y que la obligó a autoexiliarse en Europa para minimizar el escándalo, hasta que la añoranza de sus cualidades, tanto al interior de la industria como en el grueso del público la hizo regresar a una segunda etapa aún más gloriosa que la anterior.

Celebramos la obra de Ingrid Bergman con un recuento de sus mejores películas.

10. Las campanas de Santa María (Dir. Leo McCarey, 1945)

Ingrid Bergman suele ser recordada por la intensidad de sus roles, siendo Las campanas de Santa María una grata excepción al interpretar a una joven religiosa que realiza todo tipo de esfuerzos por salvar una escuela local, incluyendo una serie de intentos por ponerse de acuerdo con el padre responsable del centro. El bien conocido talento de la sueca se vio enaltecido por su carismática personalidad, así como por la estupenda química con Bing Crosby en su segunda aparición como el padre Chuck O’Malley que le representó el Oscar sólo un año antes con El buen pastor. Quizá no genere las reflexiones políticas y morales vistas a lo largo de su carrera, pero sus agradables sensaciones le valieron una nominación al Oscar y el pasar a la historia como uno de los títulos más celebrados de la actriz.

9. La indiscreta (Dir. Dir. Stanley Donen, 1958)

Una de las películas más populares de Ingrid Bergman tras su regreso hollywoodense, que resonó por su reencuentro con Cary Grant más de una década después de Notorious (1946), así como por su premisa de una actriz que ha perdido toda esperanza de encontrar el amor, al menos hasta que conoce a un economista que se reúsa a cualquier compromiso por estar casado. Una trama arriesgada para la época por ser la mujer quien busca activamente la relación con un hombre, pero sobre todo porque aprovechó las polémicas previas de la actriz para atraer al público a las salas. Y aun así, esquivó la controversia gracias a la destreza realizadora de Stanley Donen, quien lejos de regodearse con los debates en torno a las relaciones sentimentales o la vida privada de su protagonista, se decantó por una trama enternecedora que ahonda en las eternas disputas amorosas entre ambos sexos.

8. Cuéntame tu vida (Dir. Alfred Hitchcock, 1945)

Primera colaboración de Ingrid Bergman y Alfred Hitchcock, y que desembocó en una fructífera alianza para ambas partes. En el caso de la actriz, el argumento aprovechó algunas de sus mayores cualidades histriónicas, como la capacidad de encarnar a una víctima que se torna fuerte ante las adversidades, pero con un desarrollo orgánico que nunca atenta contra la naturaleza interna del personaje. Esto porque las acciones nos trasladan a un hospital psiquiátrico, con Bergman dando vida a una doctora que debe resolver un misterio para garantizar el bienestar del director institucional encarnado por Gregory Peck. Como detalle curioso, la cinta también es recordada por el apoyo de Salvador Dalí para la realización de algunas secuencias, siendo una de las participaciones más destacadas del surrealista en el celuloide.

7. Juana de Arco (Dir. Victor Fleming, 1948)

Victor Fleming, todo un especialista en las superproducciones tras la dirección de Lo que el viento se llevó (1939) y El mago de Oz (1939), recurrió a Juana de Arco para uno de sus mayores retos creativos de su carrera, el cual se complicó aún más ante la falta de apoyo de los grandes estudios. La naturaleza del desafío le hizo decantarse por una actriz de talento consolidado como Ingrid Bergman, quien afrontó la que es recordada como una de sus mayores pruebas histriónicas con enorme destreza al personificar de manera impecable el viaje de una heroína improbable cuyas hazañas siguen resonando hasta nuestros días. Su estupenda labor resultó en una nominación al Premio de la Academia, pero tristemente también contribuyó de manera importante a su partida hollywoodense, cuando público, prensa e incluso autoridades estadounidenses la señalaron por haber encarnado a una santa para luego tener una relación extramarital con el italiano Roberto Rossellini. Penúltima película hollywoodense en su primer ciclo norteamericano, que fue seguido de un exilio europeo que duró hasta 1956 y en el que curiosamente volvió a interpretar a la francesa en Giovanna d’Arco al rogo (1954) bajo las órdenes del propio Rossellini.

6. Stromboli (Dir. Roberto Rossellini, 1950)

Quizá la película más polémica de Ingrid Bergman por la historia que le rodea: nació de una carta en la que la actriz confiesa al autor su admiración y sus deseos por trabajar con él y resultó en un romance y exilio temporal. Más controvertido aún es que muchos la ven como un reflejo de la situación de la propia actriz, quien encarna a una refugiada de guerra tan desesperada por escapar del sufrimiento que le rodea que contrae nupcias con un pescador italiano con el que se muda a la remota isla titular. Más allá de los rumores suscitados por las aparentes similitudes, la actriz realiza un estupendo trabajo al momento de plasmar las distintas inquietudes de su personaje, que van de los temores iniciales a las frustraciones surgidas por las dudas que le aquejan ante sus decisiones, las cuales se potencian en la soledad del lugar.

5. Sonata de otoño (Dir. Ingmar Bergman, 1978)

El enorme talento de Ingrid Bergman siguió cautivando a los grandes directores a lo largo de los años, lo que desembocó en grandes interpretaciones y estupendas películas. No hay mejor ejemplo que Sonata de otoño, última aparición cinematográfica de la actriz en donde interpreta a una exitosa pianista que viaja a Noruega para encontrarse con su hija alienada encarnada por Liv Ullmann. Una historia aparentemente básica pero que goza de enorme poderío bajo la dirección de Ingmar Bergman, quien aprovechó las cualidades de su dupla estelar para una historia de redención que se ve salpicada por la culpa, la ira y la recriminación. La despedida histriónica de la sueca no pudo ser más memorable, pues su actuación le valió la séptima nominación al Oscar de toda su carrera, la cual resonó todavía más por tratarse de una interpretación en su idioma nativo.

4. Anastasia (Dir. Anatole Litvak, 1956)

La historia de Anastasia Romanov ha sido trasladada al cine en incontables ocasiones, siendo la de Ingrid Bergman y Yul Brynner una de las más destacadas, sobre una joven con amnesia que tiene un enorme parecido con la duquesa, lo que es aprovechado por un empresario en un plan de extorsión que pretende hacerse con la herencia. La cinta sobresalió por la estupenda interpretación de la actriz como una mujer tan segura de su recién descubierta identidad que es capaz de convencer al más escéptico, pero realmente pasó a la historia por sus aparentes paralelismos con la vida real al marcar el retorno de Bergman al cine norteamericano tras varios años de exilio. Esto la convirtió en la vuelta simbólica de una pieza indispensable de la realeza hollywoodense a un sitio que siempre le correspondió por derecho propio. Un regreso triunfal que fue sellado con el segundo Oscar de su carrera.

3. La luz que agoniza (Dir. George Cukor, 1944)

Ingrid Bergman recibió su primer Premio de la Academia por La luz que agoniza, thriller victoriano en el que interpreta a una mujer casada con un asesino que intenta manipularla hasta convencerla de que ha perdido la razón. Lejos de encarnar a una simple víctima, la actriz brinda una interpretación sumamente compleja que deambula entre el amor y la fidelidad a su pareja, el horror ante las múltiples dudas que le aquejan y un creciente desequilibrio que alcanza su punto climático hacia el final del filme. Un clásico en toda la extensión de la palabra, aun cuando en la obra personal de la actriz se ha visto opacada por dos de las películas más celebradas en toda la historia del cine.

2. Tuyo es mi corazón (Dir. Alfred Hitchcock, 1946)

Conocida internacionalmente como Notorious, Ingrid Bergman es pieza clave en el que ha pasado a la historia como uno de los thrillers más brillantes del cine. Un agente gubernamental norteamericano que aprovecha la culpabilidad de la hija de un espía alemán para incorporarla a una misión que busca develar un plan Nazi, lo que resultará en grandes intrigas, pero también en uno de los triángulos amorosos más fascinantes de todos los tiempos. La actriz interpreta con destreza a Alicia Huberman, un personaje sumamente complejo que no se conforma con seducir a su objetivo, sino que decide llevar la misión hasta las últimas consecuencias para expiar los pecados de su familia, ignorante de que esto sólo terminará por aumentar su culpa. No sólo es uno de los grandes clásicos de Alfred Hitchcock, sino uno de los mayores exponentes del cine norteamericano de la posguerra, que adquirió fama adicional por el que es considerado uno de los besos más icónicos del celuloide entre Cary Grant y la propia Bergman. No fue nominada al Oscar, aun cuando se trata de una de sus actuaciones más brillantes.

1. Casablanca (Dir. Michael Curtiz, 1942)

Si Casablanca es uno de los grandes clásicos de todos los tiempos es por su estupenda mezcla de drama, intriga y romance durante la II Guerra Mundial, cualidades que se ven engrandecidas por la que es considerada una de las mejores parejas cinematográficas de todos los tiempos. Humphrey Bogart suele ser considerado como el mayor referente del filme por su estupenda interpretación de Rick Blaine, el cínico dueño de un club nocturno que aprovecha sus contactos para garantizar el paso de refugiados a la unión americana. Lo cierto es que su labor nunca habría podido concretarse sin el apoyo de Ingrid Bergman, quien diera vida a la mujer que rompió su corazón y que ahora busca su apoyo para garantizar la seguridad de su esposo. Un rol que puede parecer sencillo, pero que representó incontables dolores de cabeza para la producción que batalló por definir el mejor destino para la fémina. La propia Bergman reconoció en incontables ocasiones que nunca entendió plenamente las motivaciones de su Ilsa Lund, lo que no le impidió encarnarla con destreza para dar una de las interpretaciones más fascinantes de toda su carrera que extrañamente no fue nominada por la Academia.

Luis Miguel Cruz Algún día me uniré a los X-Men, la Alianza Rebelde o la Guardia de la Noche. Orgulloso integrante de Cine PREMIERE desde el 2008.