La industria cinematográfica jugó un papel fundamental en la II Guerra Mundial , no sólo como herramienta moralizadora y propagandística, sino como una importante proveedora de reclutas que se unieron a la lucha. Algunos vivieron el conflicto en su juventud, muchos años antes de saltar a la pantalla grande, mientras que otros desafiaron a sus respectivos estudios al pausar sus exitosas carreras para apoyar desde diferentes frentes.
A continuación, algunos de los actores y actrices que participaron activamente en la II Guerra Mundial.
Mel Brooks
Resulta casi imposible pensar que Mel Brooks, una de las mayores leyendas de la comedia norteamericana, haya participado activamente en la II Guerra Mundial. Sus evaluaciones técnicas y psicológicas le hicieron ser reclutado como ingeniero en combate, algo irónico pues él mismo aseguró que son las cosas que más odia en la vida, y cuyas tareas se centraron en la desactivación de minas terrestres. También peleó en la batalla de las Ardenas, una de las más complejas al desarrollarse en los gélidos bosques belgas, además de sumamente sangrienta al terminar con cerca de 35,000 bajas entre ambos bandos. No participó en la liberación de campos, pero sí que se cruzó con varios judíos, lo que le afectó emocionalmente por su propia ascendencia. Sin embargo, ni siquiera estas adversidades le hicieron perder su estilo del humor, pues es bien sabido que cuando escuchaba altavoces con propaganda germana, él respondía con temas del músico judío Al Jolson a todo volumen. Muchos años después cobró una última venganza contra Hitler, al aprovechar la realización de Los productores para mofarse del líder germano.
Alec Guinness
Alcanzó fama mundial con la interpretación de personajes envueltos en grandes conflictos, como Faisal en Lawrence de Arabia (1962) y Obi-Wan Kenobi en Star Wars (1977), pero muchos años antes, el propio Alec Guinness tuvo su propia experiencia bélica en la II Guerra Mundial. El actor se enlistó en 1941 en la Reserva de Voluntarios de la Armada Real, donde operó como marinero y luego como oficial de navíos para desembarcos que le llevaron por las costas de Inglaterra, Estados Unidos, África, Italia y Yugoslavia. Su misión más importante fue durante la invasión de Sicilia en 1943, a la que llegó una hora antes porque no recibió la notificación de que la operación había sufrido un leve retraso. En su autobiografía reconoció que “cuando en la actualidad me preguntan cuál considero mi mejor actuación, contesto que la de un oficial ineficiente y mediocre de la Armada Real. También ha sido el show más largo en el que he participado”.
Greta Garbo
A pesar de su enorme popularidad en la industria norteamericana, Greta Garbo nunca externó un gran apoyo a la causa aliada: se negó a vender bonos de guerra, no quiso grabar un mensaje patriota para su transmisión en Suecia e incluso se negó a darle un autógrafo a un soldado que había sufrido una amputación ante la mirada atónita de su amigo Orson Welles. Todo esto generó incontables rumores alrededor de su persona, incluso algunos que la consideraban partidaria del nazismo. Sus biógrafos han demostrado que estas acusaciones son falsas, ya que era una persona sumamente introvertida que prefirió ayudar con grandes donaciones económicas, pero siempre de manera anónima. Más curioso aún es que la actriz era admirada por Hitler, e incluso llegó a decir a sus amigos que el Führer le envió una carta. En otra conversación admitió que le habría gustado encontrarse con el líder germano, pero para aprovechar su confianza y dispararle. Los mitos no terminan aquí, pues se dice que la actriz trabajó como espía bajo las órdenes de Inglaterra en 1942. Hay quienes piensan que la creencia se popularizó por la existencia de un doble agente británico que operaba bajo el nombre clave GARBO y que creció por la estupenda actuación de la fémina como la espía real Mata Hari. Lo más curioso es que, aunque no hay registro de que Greta abandonara los Estados Unidos durante el conflicto, el personal de un hotel en el país europeo asegura tener evidencia de su presencia en el inmueble precisamente en la fecha señalada.
Lee Marvin
En 1942, es decir, casi diez años antes de comenzar su exitosa carrera cinematográfica, Lee Marvin abandonó sus estudios para enlistarse en el servicio militar norteamericano, lo que le llevó a la guerra en el Pacífico. Aunque la leyenda dice que estuvo presente en la batalla de Iwo Jima, en realidad su participación fue en la batalla de Saipán, donde atestiguó la muerte de buena parte de su batallón. Aunque salvó la vida, no logró salir ileso, al recibir un impacto de bala en el nervio ciático y otra en el pie. Su recuperación tomó cerca de un año, pero el malestar continuó a lo largo de toda su vida. Estas mismas experiencias resultaron fundamentales para su estupenda interpretación del estricto Sargent en Más allá de la gloria (1980), además de que le permitieron ser sepultado con honores militares en el Cementerio Nacional de Arlington.
Hedy Lamarr
Aunque fue una de las actrices más talentosas de su época, hay quienes piensan que la fama mundial de Hedy Hemarr se debió a su etiqueta de “la mujer más bella del mundo” y que incluso le llevó a inspirar las apariencias de Blanca Nieves (1937) y Catwoman (1940). Menos conocidas fueron sus dotes tecnológicas, pues desde muy temprana edad mostró un gran interés en la invención, el cual se desarrolló gracias a su capacidad autodidacta en los estudios de ingeniería. El estallido de la II Guerra Mundial le hizo sentir remordimiento por su condición privilegiada, por lo que en 1940 convirtió su eterno pasatiempo en una causa mayor al diseñar en colaboración con su marido un sistema de detección de torpedos teledirigidos. Ambos registraron la patente y la ofrecieron gratuitamente al ejército norteamericano, que la rechazó al considerarla poco práctica. Más trágico aún fue que las propias autoridades le dijeron que la mejor manera de ayudar era aprovechar su popularidad para vender bonos de guerra. La patente fue adoptada unos años después de haber terminado el conflicto e incluso estuvo presente en la crisis de los misiles en Cuba de 1962. Lo mejor de todo fue que los conceptos empleados sirvieron como precursores de la tecnología que hoy emplean los teléfonos celulares, los sistemas GPS y la tecnología wifi.
Christopher Lee
Alcanzó fama mundial con la interpretación de villanos como Drácula, Scaramanga, Summerisle, Dooku o Saruman, pero en la vida real, Christopher Lee demostró un gran heroísmo cuando se ofreció voluntario para apoyar a los ejércitos finlandeses en la Guerra del Invierno contra la Unión Soviética y que comenzó sólo dos meses después de la II Guerra Mundial. Su participación fue de sólo dos semanas en las que no peleó, por lo que no pasó mucho tiempo para que regresara a casa para integrarse al conflicto global. Hizo buena parte de su servicio en el norte de África con la misión de infiltrarse tras líneas enemigas, lo que le llevó por la ciudad tunecina de Médenine que irónicamente serviría como locación de La amenaza fantasma (1999) medio siglo después. Posteriormente participó en la invasión a Italia, donde aprovechó su elocuencia para evitar un motín de sus tropas, desesperadas ante la falta de noticias del frente europeo. Fue en esta misma época cuando conoció a Nicoló Carandini, un familiar lejano que formaba parte de la resistencia italiana y quien eventualmente le presentó contactos clave para incursionar en el cine. Sus últimas operaciones fueron en 1944, cuando ayudó a localizar e interrogar nazis que se habían dado a la fuga ante la derrota. Su experiencia también le dejó varias experiencias cercanas a la muerte, al enfermar de malaria en siete ocasiones y sobrevivir al aterrizaje de un avión sobre un campo minado cuyas bombas simplemente no estallaron.
Audrey Hepburn
Audrey Hepburn, de diez años, vivía en Kent (Inglaterra) cuando estalló la II Guerra Mundial. Su padre la había abandonado en 1935 para centrarse en organizaciones fascistas, mientras que su madre, suponiendo que Holanda volvería a ser neutral, pero sobre todo un sitio seguro como fue durante la I Guerra Mundial, la llevó a Arnhem (Holanda), ignorante de que el territorio sería invadido por los Nazis en 1940. La familia padeció la ejecución de un tío y la deportación de un medio hermano a un campo de trabajo, lo que la motivó a aprovechar su talento dancístico en actuaciones que le ayudaran recaudar fondos para la resistencia holandesa. Las condiciones empeoraron con el avance del conflicto, lo que le llevó a padecer una desnutrición tan severa, que casi muere al consumir de golpe un chocolate que le fue regalado por un soldado estadounidense durante la liberación. Más trágico fue cuando la actriz confesó a Life que, muchos años después, aún podía recordar los trenes que transportaban judíos a los campos y muy especialmente “un pequeño niño parado con sus padres en la plataforma, muy pálido, muy rubio, con un abrigo que le quedaba demasiado grande. Era una niña observando un niño”. Las secuelas físicas le impidieron ser bailarina de ballet y se dice que influyeron en sus numerosos abortos, mientras que las emocionales le impidieron interpretar el rol de Anne Frank porque “me sentí muy identificada con aquella pobre niña que había escrito lo que yo había experimentado y sentido, y que tenía mi edad".
James Stewart
James Stewart nació en una familia de patriotas, con largos antecedentes militares por ambos lados y que llegaban hasta sus abuelos que pelearon en la Guerra Civil, mientras que su padre hizo lo propio en la guerra hispano-estadounidense y la I Guerra Mundial. Cuando joven, quiso seguir estos pasos al estudiar en la Academia Naval, pero su padre lo desalentó y lo convenció de ir a Princeton, donde exploraría por primera vez sus dotes histriónicas. Sin embargo, ni siquiera su posterior fama hizo que el actor olvidara sus responsabilidades civiles, por lo que en 1940 decidió enlistarse en el ejército, sólo para ser rechazado por su bajo peso. Esto le llevó a buscar el apoyo Don Loomis, entrenador de MGM famoso por su capacidad para ayudar a los actores a perder o ganar peso para los papeles. Volvió a intentarlo, esta vez con las fuerzas aéreas, pero volvió a quedar por debajo de los requisitos, pero convenció al encargado de hacerle nuevas pruebas que finalmente aprobó, convirtiéndose así en la primera gran estrella hollywoodense en portar uniforme militar durante la II Guerra Mundial. Su fama fue contraproducente, ya que las autoridades prefirieron mantenerlo como piloto de entrenamiento por años y como imagen para promover la venta de bonos. Desesperado buscó el apoyo de sus superiores, quienes finalmente lo trasladaron a Europa en 1944, donde participó en 20 misiones de combate. Su labor no terminó ahí, ya que se mantuvo en las reservas del ejército hasta 1959, año en que fue ascendido a brigadier general, siendo así el actor de mayor rango militar en toda la historia. Participó como observador en Vietnam en 1966 y se retiró de las fuerzas en 1968.
Marlene Dietrich
A pesar de sus orígenes germanos, Marlene Dietrich fue una de las mayores defensoras de los esfuerzos contra la II Guerra Mundial. Su lucha comenzó unos años antes que el conflicto estallara, al crear una fundación con Billy Wilder y otros expatriados para ayudar a los judíos a escapar de Alemania, mientras que su desencanto con su país de origen la llevó a renunciar a la nacionalidad en 1939. Cuando Estados Unidos se incorporó a la batalla, Dietrich fue una de las primeras celebridades en vender bonos de guerra y años más tarde también sería la celebridad que obtuvo mejores números. Su ayuda no se limitó al continente americano, pues viajó a Europa para dar espectáculos motivacionales a las tropas aliadas, lo que le llevó a estar peligrosamente cerca de bombardeos y enfermar de neumonía. Al ser cuestionada sobre por qué lo hacía, sólo argumentó que “era lo decente que hacer”. Finalmente, también colaboró junto con otras personalidades en la grabación de canciones propagandísticas para operaciones radiofónicas infiltradas, las cuales buscaban elevar la moral en los países europeos ocupados y generar fricciones entre tropas enemigas. La más popular de todas fue Lili Marlene, que gozó de gran popularidad en ambos bandos. Una vez terminada la guerra, fue condecorada con la Medalla Presidencial de la Libertad, el premio más importante que el gobierno norteamericano otorga a los civiles. Siempre dijo que fue el reconocimiento que más le enorgulleció en su vida.
Clark Gable
El protagonista de Lo que el viento se llevó (1939) nunca estuvo muy interesado en enlistarse al ejército, pero su perspectiva cambió súbitamente cuando su tercera esposa Carole Lombard murió en 1942 en un accidente aéreo mientras regresaba a casa tras participar en un evento para la venta de bonos, lo que la convirtió en la primera baja norteamericana femenina de la II Guerra Mundial. Sólo unos meses después, Clark Gable ya entrenaba con las fuerzas aéreas norteamericanas. Al año siguiente fue trasladado a Inglaterra, donde participó en más de una veintena de misiones, destacando cinco de combate, una de ellas sobre Alemania donde varios compañeros de su vuelo murieron y él mismo estuvo cerca de perder la vida tras sufrir un ataque enemigo. Su estudio, desesperado ante la posibilidad de perder a su mayor estrella, solicitó su reubicación en labores menos arriesgadas, lo que eventualmente le llevó de vuelta a los Estados Unidos. En 1944 fue ascendido a mayor y aunque anhelaba regresar al campo tras Normandía, su edad se lo imposibilitó. Más curioso aún fue que Clark Gable era, junto con Greta Garbo, uno de los actores favoritos de Adolf Hitler, por lo que el Führer ordenó que se le capturara vivo, tanto para conocerlo, como para mermar la moral norteamericana.
Luis Miguel Cruz Algún día me uniré a los X-Men, la Alianza Rebelde o la Guardia de la Noche. Orgulloso integrante de Cine PREMIERE desde el 2008.