Pasan los años y Harrison Ford se mantiene firme entre los mayores emblemas hollywoodenses de todos los tiempos. Su talento y carisma le han permitido trabajar con varios de los mejores directores de la industria e interpretar algunos de los personajes más populares en toda la historia del cine. Desde intensos thrillers hasta los más espectaculares blockbusters, estas son las mejores películas de Harrison Ford , ¿cuál es su favorita?
El avión presidencial (Dir. Wolfgang Petersen, 1997)
El cine ha convertido a muchos presidentes norteamericanos en auténticos héroes de acción, pero pocos tan memorables como el interpretado por Harrison Ford en El avión presidencial. Un gobernante valeroso que, pudiendo abandonar su aeronave secuestrada, decide permanecer para auxiliar a su familia y gabinete, apoyándose siempre en su fuerza, su astucia e incluso en su buena suerte al usar los colores de la bandera estadounidense para algunas maniobras técnicas de alto riesgo. No es la interpretación más desafiante en la carrera del actor, pero vaya que es una de las más emocionantes. Por si esto fuera poco, tampoco debemos olvidar sus intrépidas –y algo suicidas– acrobacias para cambiar de avión hacia el final del filme.
Serie Jack Ryan (Dir. Phillip Noyce, 1992, 1994)
La adaptación cinematográfica de la serie Jack Ryan ha contado con la participación estelar de grandes actores como Alec Baldwin, Ben Affleck, Chris Pine, pero sólo con uno cuyo talento le permitió interpretar al agente en dos apariciones: Harrison Ford. Esto gracias a que su experiencia en todo tipo de papeles resultó en una perfecta combinación de dramatismo y acción, una mezcla clave para la concepción de un Jack Ryan sumamente fiel al impreso: un hombre renuente a la violencia, pero que no duda en emplearla cuando es necesario. Sus películas, Juego de patriotas y Peligro inminente, figuran entre lo mejor de toda la serie y hay quienes piensan que la franquicia pudo crecer mucho más de haberlo mantenido al frente por más tiempo.
Búsqueda frenética (Dir. Roman Polanski, 1988)
El talento de Harrison Ford le ha permitido trabajar con algunos de los cineastas más reconocidos de todos los tiempos. Tal es el caso de Roman Polanski, quien aprovechó las dotes del actor para recuperar posiciones tras el fracaso de Piratas (1986) con un filme sobre un turista cuya esposa es secuestrada en París y que emprende su propia búsqueda ante la inoperancia de las autoridades locales. No fue el éxito arrollador que se esperaba, pero gozó de una buena recepción de la crítica especializada que aplaudió la mancuerna integrada por el director y su protagonista, y que no vaciló en clasificarle como uno de los thrillers más destacados de su tiempo.
Se presume inocente (Dir. Alan J. Pakula, 1990)
Alan J. Pakula y Harrison Ford combinaron sus respectivos talentos para uno de los grandes thrillers de los 90, sobre un exitoso abogado asignado a trabajar en el caso de violación y homicidio de la que fuera su amante. Un caso incómodo que reabre viejas heridas en su matrimonio y sumamente desafiante al convertirle en uno de los principales sospechosos, hasta que el personaje descubre que el asesino está más cerca de lo que jamás imaginó. Una de las encarnaciones más complejas de Harrison Ford, cuyo deambular entre el dolor y la obsesión le vale la compasión del público, pero nunca la empatía absoluta como consecuencia de su turbulento pasado.
Testigo (Dir. Peter Weir, 1985)
Harrison Ford ha tenido una carrera exitosa, pero poco laureada, siendo Testigo su única nominación al Oscar por interpretar a un policía que incursiona en una comunidad amish para proteger a un joven testigo de asesinato. Como ya es una costumbre en la filmografía del actor, Ford interpreta a un tipo rudo dispuesto a llegar a las últimas consecuencias para lograr sus objetivos, pero con la diferenciación de que su personaje presenta severos dilemas emocionales durante su misión. El histrión no fue el único reconocido por la Academia, ya que la cinta recibió siente nominaciones más, incluyendo Mejor película y director para Peter Weir. Fue acreedora a dos estatuillas, por guion original y edición.
El fugitivo (Dir. Andrew Davis, 1993)
Harrison Ford es todo un especialista en la interpretación de sujetos ordinarios que se ven inmiscuidos en toda clase de peligrosas situaciones. Ninguno tan fascinante como Richard Kimble, un exitoso médico injustamente acusado del asesinato de su esposa y que decide escapar de las autoridades para encontrar la verdad. Sus esfuerzos le convirtieron en un referente de la lucha contra las esferas de poder, mientras que la férrea persecución policíaca que enfrenta es vista como una muestra de una sociedad desprotegida ante una autoridad que se limita a seguir órdenes sin cuestionarse nada. Todo esto engalanado por grandes secuencias de acción y numerosas vueltas de tuerca que han resultado en uno de los thrillers más aclamados de todos los tiempos.
The Mosquito Coast (Dir. Peter Weir, 1986)
La adaptación de la novela homónima de Paul Theroux bien merece ser considerada la película más infravalorada en la filmografía de Harrison Ford, quien dirigido por Peter Weir, abordó la historia de un hombre que decide abandonar la ciudad para viajar a la selva en compañía de toda su familia en busca de una vida más tranquila, ignorante de que sólo encontrará nuevas complicaciones que convertirán su existencia en un auténtico infierno. Fracasó en taquilla y obtuvo críticas negativas tras su estreno en salas, pero ha ganado valía con los años gracias a la calidad realizadora de Weir y el talento histriónico de Ford, quien dejara atrás el carisma que suele acompañar a sus personajes para interpretar a un individuo conflictivo que se ve dominado por los intereses individuales. Destaca además por el estupendo trabajo de River Phoenix, quien compartiera créditos con el popular histrión tres años antes de encarnar a un joven Indiana Jones en La última cruzada (1989).
Saga Blade Runner
¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick es uno de los grandes clásicos de la ciencia ficción literaria y que en manos de Ridley Scott resultó en una de las mejores películas de todos los tiempos. Nada de esto habría sido posible sin Harrison Ford, cuya especialización en la encarnación de antihéroes resultó en un blade runner que no duda al momento de retirar replicantes, al menos hasta que se cruza con una que desconoce su propia naturaleza. El personaje ha sido motivo de análisis e interpretaciones por generaciones, las cuales se tornaron aún más complejas con la secuela a cargo de Denis Villeneuve que lo afianza como parte de un amor improbable y padre de un ser imposible que promete cimbrar las bases de la humanidad tal y como la conocemos. Un pilar fundamental en la historia del cine.
Saga Star Wars (Varios)
El papel que impulsó la carrera de Harrison Ford hasta lo más alto de toda la galaxia: un mercenario que incursiona en una peligrosa misión en busca de una fuerte suma que le permita salvar el cuello, pero que realmente obtiene una amistad que le hará salvarse a sí mismo hasta convertirse en uno de los grandes referentes en la lucha contra el Imperio. Un antihéroe en toda la expresión de la palabra, cuyos trucos y artimañas son determinantes para escapar de sus eternos perseguidores, pero que de poco le sirven para huir de las responsabilidades propias de la madurez, como es el inicio de su propia familia y la crianza de un hijo que terminaría ascendiendo como una nueva amenaza cósmica. Inmortalizado en incontables ocasiones, desde el polémico duelo en que definitivamente disparó primero hasta su inconfundible declaración de amor previo al congelamiento en carbonita, es sin lugar a duda uno de los personajes más brillantes en la industria cinematográfica.
Saga Indiana Jones (Dir. Steven Spielberg, 1981, 1984, 1989, 2008)
George Lucas y Steven Spielberg imaginaron a Indiana Jones como una versión norteamericana de James Bond, pero el resultado superó todas las expectativas al convertirse en uno de los personajes más populares y en el el segundo héroe más grande en la historia del celuloide según el American Film Institute, sólo por detrás de Atticus Finch en Matar a un ruiseñor (1962). Un intrépido arqueólogo interesado en rescatar las piezas más invaluables de la historia, no sólo para que puedan ser apreciadas en los grandes museos, sino para evitar que sus poderes caigan en las manos equivocadas. Su labor implica combinar inteligencia y cultura con destreza física, así como una gran habilidad con el látigo, su herramienta más emblemática que utiliza para superar obstáculos y enfrentar toda clase de peligrosos adversarios. Estas cualidades no están peleadas con su humanidad, plasmada en su miedo por las serpientes, las diferencias con su padre y su propia paternidad. Afianzó aún más el legado cinematográfico de Harrison Ford, al grado que Hollywood no ha descifrado si el personaje debiera continuar sus aventuras con un potencial recast. Aunque claro, los aficionados creen que lo mejor es seguir las recomendaciones del propio actor: “cuando yo me vaya, él se va. Es sencillo”.
Luis Miguel Cruz Algún día me uniré a los X-Men, la Alianza Rebelde o la Guardia de la Noche. Orgulloso integrante de Cine PREMIERE desde el 2008.