Errol Flynn nunca fue galardonado con los grandes premios de la industria, pero esto no fue impedimento para que el público lo abrazara como uno de los mayores referentes del cine de aventuras. Esto fue más que suficiente para que el nacido en Tasmania se convirtiera en una de las grandes leyendas del viejo Hollywood.
Aunque pasó a la historia por su mítica interpretación de Robin Hood , lo cierto es que sólo encarnó al arquero en una ocasión. Más comunes fueron sus papeles de bucanero y muy especialmente de militar, pues se dice que estos últimos le ayudaban a soportar la culpa de no pelear en la II Guerra Mundial por problemas de salud.
Irónicamente, este mismo conflicto que le abrió la puerta a la interpretación de tantos personajes, también terminaría convirtiéndose en el peor enemigo de su carrera. Esto porque el cese de las hostilidades marcó el inicio de un cine más maduro y sin cabida para las viejas aventuras.
A continuación, las mejores películas de Errol Flynn.
Edge of Darkness (Dir. Lewis Milestone, 1943)
Lewis Milestone es conocido por la dirección de Sin novedad en el frente (1930), catalogado por muchos como el mayor clásico de la Gran Guerra. Sólo unos años después, el cineasta se adentró en los horrores de la II Guerra Mundial con Edge of Darkness, donde apoyado por Errol Flynn, relató la historia de un pueblo noruego tomado por las fuerzas germanas y cuyos habitantes deciden levantarse en armas contra sus captores. La película se vio envuelta en la polémica, ya que el rodaje coincidió con el juicio del actor por cargos de violación, de los que fue hallado inocente. De cualquier modo, esto no le impidió ser alabada por el mensaje de unión que pretendía enviar, así como por el buen trabajo de su siempre cumplidor protagonista.
The Private Life of Elizabeth and Essex (Dir. Michael Curtiz, 1939)
Errol Flynn alcanzó fama mundial con el cine de aventuras, por lo que muchos se sorprendieron cuando decidió participar en un drama romántico y político de época con The Private Life of Elizabeth and Essex, que relata la compleja relación entre la reina Isabel I y Robert Devereux, conde de Essex. La cinta es considerada el mayor desafío histriónico en toda la carrera de su protagonista, no sólo por las dificultades de la trama, sino porque compartió créditos con la talentosa y multilaureada Bette Davis, quien no le quería en el papel al considerarle incapaz de realizarlo adecuadamente. La dupla tuvo varias diferencias durante la filmación, pero ambos antepusieron su profesionalismo para lograr un filme memorable que fue reconocido con cinco nominaciones al Premio de la Academia.
The Dawn Patrol (Dir. Edmund Gouling, 1938)
Uno de los remakes más controvertidos en toda la historia del cine, que llegó sólo ocho años después de la original -quizá la película más infravalorada de Howard Hawks- y de la que extrajo varias secuencias para ahorrarse algunos gastos. Esta controversia no evitó que Errol Flynn ofreciera una de sus mejores interpretaciones en el papel de un piloto militar de la Gran Guerra y ubicado en un escuadrón que realiza toda clase de misiones suicidas que contribuyan a la victoria final. Aunque hoy en día se le acusa de mostrar una visión estereotípica y romántica del conflicto bélico, el proyecto trascendió gracias a su mensaje pacifista que ahondaba en los dilemas morales de los jóvenes aviadores y que fue especialmente bien recibido frente a las crecientes tensiones en Europa que condujeron a la II Guerra Mundial.
Adventures of Don Juan (Dir. Vincent Sherman, 1948)
Los mejores años de Errol Flynn fueron antes de la II Guerra Mundial, ya que el conflicto bélico trajo varios cambios políticos, sociales y económicos que repercutieron directamente en la industria cinematográfica. No conforme con ello, el actor hilvanó tropezones en la recepción de varias películas y padeció varias afectaciones en su estado de salud. La respuesta hollywoodense fue contundente: rescatar a su estrella con un proyecto de alto presupuesto y que le permitiera interpretar un nuevo personaje de leyenda. Los resultados no defraudaron, con Adventures of Don Juan convirtiéndose en su último gran éxito, no sólo por su emocionante historia, sino porque su inocencia permitió rememorar épocas más sencillas.
Gentleman Jim (Dir. Raoul Walsh, 1942)
Errol Flynn dejó atrás las grandes aventuras para narrar la historia de James J. Corbett, considerado como el padre del boxeo moderno por la movilidad que aportó al deporte. La película se tomó algunas libertades creativas, siendo la personalidad del pugilista la más importante de todas. Esto porque la producción dejó atrás su conocida introversión para mostrar un sujeto extrovertido que se ganaba a todos con el don de las palabras, una alteración que realmente pretendía aprovechar el carisma del propio Flynn y determinante para que Gentleman Jim se convirtiera en una de sus interpretaciones más reconocidas. Esto no significa que el papel fuera sencillo, ya que el histrión decidió prescindir de su stunt para realizar sus propias secuencias de pelea.
Dodge City (Dir. Michael Curtiz, 1939)
Aunque suele ser identificado con Robin Hood, películas de piratas y héroes de guerra, Errol Flynn también tuvo una participación importante en el western, siendo Dodge City su gran introducción al género. La cinta se inspiró en la figura de Wyatt Earp para relatar la historia de un vaquero solitario, que impactado por la impunidad que aqueja al pueblo titular, decide tomar el puesto de sheriff para limpiar las calles del crimen. El actor nunca se sintió realmente cómodo con el papel, al considerar que su origen australiano atentaba contra la esencia de la historia y al batallar con el acento inglés que le caracterizó a lo largo de su filmografía. Esto no evitó que Dodge City fuera la película más taquillera de Warner en 1939, lo que terminó convirtiéndole en un referente importante del oeste cinematográfico, aunque sin alcanzar el nivel de sus mayores leyendas.
They Died with Their Boots On (Dir. Raoul Walsh, 1941)
Aunque nació en Australia, no pasó mucho tiempo para que Errol Flynn se convirtiera en un referente del cine americano. Por ello, a nadie sorprendió que el actor fuera elegido para interpretar al Gral. George Armstrong Custer, uno de los hombres más importantes de la Guerra Civil y que además encabezara numerosos enfrentamientos contra los nativos norteamericanos. Aunque fue criticado por su falta de exactitud histórica -se dice que su protagonista quedó insatisfecho con los resultados-, el filme cumplió las expectativas de la época con una historia altamente nacionalista, que pretendía enaltecer una de las figuras militares más relevantes de la unión americana y exaltar el patriotismo durante la II Guerra Mundial. Y claro, los amantes del cine clásico también la recuerdan como la última colaboración entre Flynn y Olivia de Havilland.
The Sea Hawk (Dir. Michael Curtiz, 1940)
Originalmente fue contemplada como una adaptación de la novela homónima de Rafael Sabatini, pero la producción prefirió explorar las hazañas realizadas por Sir Francis Drake y quedarse únicamente con el título del impreso. La película regresó a Errol Flynn a la piratería, en el papel de un bucanero contratado por la corona británica para enfrentarse directamente contra la armada española. El filme sobresalió por su espectacularidad visual, lograda en buena parte con la construcción de un gigantesco estudio equipado con un tanque que permitía su inundación para la realización de toda clase de escenas acuáticas. Fue el más grande de Warner y el segundo más grande de todo Hollywood por poco más de una década, hasta su destrucción en 1951 a causa de un incendio. Más significativo aun fue su valor simbólico, pues amplios sectores de la audiencia lo consideraron una analogía de la defensa británica contra las embestidas de Adolph Hitler.
Captain Blood (Dir. Michael Curtiz, 1935)
Una de las apuestas más arriesgadas en los primeros años de Warner Bros., que le concedió $1 mdd a pesar de no contar con actores de renombre en sus créditos. Esta situación cambió drásticamente tras el estreno, al ser el filme que catapultó la carrera de Errol Flynn para convertirlo en una de las mayores estrellas de su época, no sólo por su talento, sino por su carisma y sus dotes para la aventura. Se trata de una adaptación a la novela homónima de Rafael Sabatini, sobre un doctor arrestado al ser considerado aliado de una rebelión y obligado a convertirse en pirata. La cinta fue la primera de ocho colaboraciones de Flynn con Olivia de Havilland, además de su primer duelo en pantalla con Basil Rathbone. La tercia se reencontraría unos años después en la mítica Las aventuras de Robin Hood (1938).
Las aventuras de Robin Hood (Dir. Michael Curtis & William Keighley, 1938)
A pesar de su origen británico, Robin Hood es uno de los personajes que ha sido trasladado al cine en mayor número de ocasiones, siendo la adaptación de 1938 la más memorable de todas. Buena parte de su éxito se debió al estupendo trabajo de Errol Flynn como el arquero que robaba a los ricos para ayudar a los pobres, con el que superó lo hecho por el no menos talentoso Douglas Fairbanks en 1922, para posicionarse como la encarnación más popular del héroe hasta nuestros días y ascender entre las mayores leyendas histriónicas de todos los tiempos. A pesar de su elevado costo y complejidad técnica, se ubicó entre las películas más exitosas de su tiempo con una recaudación cercana a los $4 mdd. Warner anhelaba la secuela, pero ésta resultó imposible ante las dificultades económicas surgidas ante la cercanía de la II Guerra Mundial.
Luis Miguel Cruz Algún día me uniré a los X-Men, la Alianza Rebelde o la Guardia de la Noche. Orgulloso integrante de Cine PREMIERE desde el 2008.