Death Note
Light Yagami es un estudiante modelo que se descubre en posesión del objeto del título: la libreta de un Shinigami, un dios de la muerte, que tiene el poder de matar a cualquier persona con el sólo escribir su nombre en ella, siempre y cuando pueda visualizar su rostro al hacerlo. Tras poner a prueba […]
Light Yagami es un estudiante modelo que se descubre en posesión del objeto del título: la libreta de un Shinigami, un dios de la muerte, que tiene el poder de matar a cualquier persona con el sólo escribir su nombre en ella, siempre y cuando pueda visualizar su rostro al hacerlo.
Tras poner a prueba la libreta, escribiendo en ella el nombre de un maleante, el chico se propone usarla para crear un mundo sin criminales y en el que la gente le tema como a un dios.
Light llega a ser conocido en los medios como Kira, término derivado de la pronunciación japonesa de “killer”, asesino en inglés. Pronto la cantidad de repentinas muertes hacen pensar a la policía que se trata de un asesino en serie y, decididos a atraparlo, recurren a la ayuda del famoso “L”, un excéntrico detective cuya verdadera identidad permanece en el anonimato y quien de inmediato empieza a seguirle la pista a nuestro “héroe.”
Aparecido originalmente en las páginas del Weekly Shônen Jump en el 2003, el manga fue escrito por el misterioso Tsugumi Ohba e ilustrado por Takeshi Obata y más que una historia de horror, es un thriller de suspenso psicológico: una fascinante exploración sobre la naturaleza del bien y el mal, así como lo relativos que pueden ser nuestros conceptos de moral y justicia.
El manga ocupa el décimo lugar entre los mejores de la historia, de acuerdo con una encuesta realizada por el Ministerio de Cultura de Japón y sus 12 volúmenes han puesto más de 30 millones de copias en circulación. En 2006 apareció una novela basada en la serie, seguida por varios videojuegos de Konami y un par de cintas televisivas. Además, la serie ha sido llevada al live action en tres ocasiones –la más reciente a manos de Hideo Nakata–, con una cuarta película ya estrenada y sin contar el obligado reboot hollywoodense… que no tarda.
Y es que como dijera Shusuke Kaneko –director de las dos primeras entregas– a Wired,“la idea de espíritus que habitan en las palabras es un antiguo concepto japonés… En cierto sentido, es una historia muy japonesa.”