Attack on Titan: The Final Season – Crítica de los episodios 14 y 15
Sólo queda un capítulo por delante en Attack on Titan: The Final Season.
ADVERTENCIA: La siguiente review de los episodios decimocuarto y decimoquinto de Attack on Titan: The Final Season contiene spoilers.
Después de que un terremoto en Japón interrumpiera la emisión del capítulo 14 de Attack on Titan: The Final Season, este domingo se transmitieron en combo: “Violencia” y “La única salvación”. En ellos, una espiral de conflicto abierto reclama la trama, con resultados catastróficos: la amistad del trío principal rota debido a heridas causadas por Eren; muertes de colegas en la Legión; Levi lesionado; y Zeke con ases bajo la manga aún a costa de su bienestar, al tiempo que su plan se ha revelado.
En “Violencia” vimos un despliegue de crueldad, tanto más cruda porque las palabras hirientes dichas por alguien que se quiere, abren llagas más agudas. La conversación de Eren con Mikasa y Armin es un gancho al cariño entre ellos y al de la audiencia hacia los personajes. El protagonista ha roto vínculos con las dos personas que aún le daban confianza y el beneficio de la duda a sus acciones, negándose a creer que se olvidase el bienestar de la Legión. Probablemente, esta la última ocasión en que los veremos juntos en mucho tiempo.
En medio de la golpiza que Eren le propina a Armin, en una secuencia de animación sencilla, pero ágil, y con detalles de dibujo suficientes para señalar la brutalidad de los golpes y la fragilidad, se cuestiona el libre albedrío. Esta es una idea central de la historia que se ve interpelada con la sospecha de que Eren sea controlado por Zeke o Yelena, a lo que él contesta que nada aprecia más que su libertad y, por el contrario, nada detesta más que un carácter sumiso. Cuestiona que a Armin lo influyen los recuerdos de Bertholdt, pero Mikasa se lleva lo peor: la llama “esclava”. Explica que los Ackerman son un linaje creado para proteger a sus amos y que el apego hacia él es sumisión. Él es su “amo” desde que la ayudó de niña. La crueldad se consuma cuando le dice que siempre la ha odiado. El rostro de Mikasa se tensa en desolación, no sabe cómo reaccionar a que alguien que ama le hable con tanta violencia. La animación de sus ojos, que se llenan de lágrimas y contraen sus pupilas, es un trabajo conmovedor.
Tras esto, se detona la pelea entre amigos y Mikasa detiene el primer golpe de Armin, como confirmando que sus reacciones son motivadas no tanto por su convicción, sino por instinto. Si es así, ¿cómo se puede decir que existe la voluntad cuando parece que hay algo inscrito en la sangre que domina tus acciones o, como con Armin, una personalidad oculta latente en ti? Aunque esto también aplica para Eren: ¿Cómo estamos seguros de que lo que hace es su idea y no es dirigido en cierta forma por los ancestros del Titán de Ataque y el Fundador? Como sea, se posean o no titanes, las acciones de los antepasados determinan el curso del presente. No hacen falta elementos fantásticos para que la violencia, las guerras, los prejuicios y las acciones comunes cumplan un papel fundamental en la personalidad, dirigiendo los deseos, las fobias, la ideología, la percepción del mundo y, por supuesto, las decisiones. ¿No son todos, a la luz de su historia, títeres y titiriteros? La historia de Zeke también lo expone así.
Compañeros caídos y una infancia perdida
En el bosque, se confirma que el vino marleyano era un instrumento estratégico. Zeke convierte a los soldados en titanes puros para escapar, en una secuencia muy esperada por el fandom al ser un nuevo encuentro entre el Titán Bestia y Levi, desde aquella épica escena en la tercera temporada. Una vez más el medio hermano de Zeke sucumbe ante la rapidez y ferocidad de Levi, en contra de su pronóstico.
La secuencia está animada con presteza, agilidad y acción: movimientos de cámara siguen a Levi, mientras que los ángulos picados y contrapicados acentúan el desconcierto de Zeke al no saber desde dónde lo atacará. Hay momentos sangrientos que son resueltos sin llegar a ser explícitos, como aquel en que Zeke parte en dos a un titán puro y la toma se sitúa detrás de él para dejar ver las piernas separándose. El soundtrack, un rap, también funciona al ser un género tan dinámico. A nivel narrativo las consecuencias emocionales están presentes: el dolor de asesinar a compañeros; la frustración de Zeke al ver que Levi no murió; el frenesí de romper la “estabilidad” que imperaba en el campamento. Todo funciona en este gran momento de la temporada, que culmina con Zeke destrozado por las lanzas trueno y luego cortado salvajemente de los pies para evitar que se regenere. En medio del dolor, sus recuerdos de infancia le recuerdan su objetivo y revelan su verdadero plan: acabar con el racismo contra los eldianos, acabando con los eldianos mismos.
En “La única salvación” conocemos su infancia más allá del momento en que delató a sus padres. Se exponen sus motivaciones, sus miedos y anhelos, caracterizándolo como un personaje menos estable y más necesitado de afecto y protección. Las carencias emocionales que Grisha le dejó, al tratarlo como un instrumento para lograr la restauración de Eldia y como depositario de convicciones ideológicas que, como hijo, lo llevaron a la búsqueda ansiosa de una figura paterna que Ksaver, el anterior portador del Titán Bestia, cumplió.
Al inicio del episodio se resume su infancia hostil y su estrategia para resistir los mensajes contradictorios que recibía. Aprendió a decirles a su padre y a su abuelo lo que querían escuchar con tal de obtener una noche de cuento o una caricia en el pelo. Nadie le preguntó qué pensaba, ni le dieron herramientas para criticar el mundo en que vivía, querían que repitiera las enseñanzas que le daban: Grisha, el odio a Marley; sus abuelos, el odio a su estirpe. Ambos le exigían odiar a alguien.
De ahí que Ksaver influyera en su vida y su forma de ver el mundo. Él llenó sus anhelos de tener a alguien que no lo viera como instrumento o sujeto de adoctrinamiento. Le dio tardes de juego y conversación, de calidez y reconocimiento. No lo despreciaba por no cumplir sus estándares; al contrario, le daba tiempo, afecto. Al percatarse que sus padres no esperaban otra cosa de él más que apegarse al objetivo, decidió delatarlos para ganarse la confianza de Marley y liberarse de su rigidez. La “traición” fue, para él, un acto de liberación. Sintió que cortaba los hilos que lo volvían un títere de los deseos de su padre.
A través de la trágica historia de Ksaver, se aferró a la idea de acabar con los eldianos a través de la infertilidad. ¿Para qué nacer si serán temidos y discriminados, con vidas trágicas atrapadas en un muro o en los prejuicios del mundo? Su plan eugenésico es fruto de un sentimiento de derrota, de compasión más que de rabia. Trabaja para erradicar a los eldianos de la existencia y parece que ha convencido a Eren. ¿En verdad será así? Luce difícil viendo la rabia que este posee. El rencor forjado por la falta de dignidad con la que tratan a su estirpe. Queda por verse si trabaja con él o si le ha puesto hilos sin que lo sepa, lo cual devolvería a Zeke a la posición de la que ha tratado de escapar, como todo el mundo, en arrebatos por su libertad: el títere, el instrumento para planes de otros.
Violencia en la Legión y una explosión inesperada
“Violencia” posee una escena terrible, que oculta lo más explícito, pero transmite la brutalidad con lo que muestra: la golpiza que alienta Floch contra Keith Shadis entre las nuevas Tropas de la Legión. Aprovechándose de su legitimad popular, justifican un acto barbárico como ritual de iniciación y demostración de lealtad. Esto indica cuántas cosas están dispuestos a hacer para tomar el poder de Paradis. Ellos fomentan la violencia como acto político y usan la liberación como disculpa suficiente. La Facción Jaeger puede ser considerada un grupo terrorista y con eso la instalación de un autoritarismo sangriento es prácticamente garantía. Paradójico que, en la lucha por la libertad, se obligue y se presione.
Por último, al final de “La única salvación”, el malherido Zeke activa a propósito la lanza relámpago que Levi encajó en su vientre, volando por los aires con todo y carreta. La animación en slow motion es rica en detalles: en las gotas que caen, en los ojos que gradualmente se contraen, en el fuego que quema a los caballos, en el estruendo que lanza astillas y madera por todos lados, en el cuerpo de Levi expulsado por la fuerza de la detonación… En el próximo episodio veremos cómo se resuelve, tomando en cuenta que Levi ha sufrido daños agudos.
Queda un capítulo para el final de esta temporada y aún no hay novedades de qué sucederá con el anime, pues falta un buen tramo de historia por adaptar. El último será una bomba, con tantos frentes en movimiento: el plan de Zeke, la ambigüedad de Eren y la violencia de sus seguidores, la Legión desmembrada y la presencia de Pieck. “Cielo y Tierra” promete un cierre fuerte. Habrá que esperar por el anuncio de la continuación.
Attack on Titan: The Final Season está disponible en Crunchyroll y en Funimation.