Asesinato en el Expreso de Oriente – Crítica
La nueva adaptación del clásico de misterio de Agatha Christie no funciona del todo, pero sí ofrece una experiencia entretenida.
Es raro ver un ensamble actoral como el que consiguió el director Kenneth Branagh para la película Asesinato en el Expreso de Oriente (Murder on the Orient Express): Johnny Depp, Michelle Pfeiffer, Penélope Cruz, Daisy Ridley, Judi Dench, Willem Dafoe… Quizás el único género que podría lograr algo similar sea el de superhéroes, en el que cintas como X-Men, Liga de la Justicia o Avengers logran armar su reparto con muchos actores reconocidos.
Branagh no sólo dirige sino también se da el lujo de protagonizar esta segunda adaptación a la novela clásica de Agatha Christie. La primera versión fue llevada al cine por Sidney Lumet en 1974 y contó con un reparto que incluye a Ingrid Berman, Lauren Bacall y Albert Finney como el Inspector Hercule Poirot –personaje que aquí interpreta Branagh–. En aquella versión, Lumet (al igual que lo haría en 12 hombres en pugna) le inyectó aspectos de lucha de clases y un importante desarrollo en todos y cada uno de sus personajes.
Sin embargo, la versión de Asesinato en el Expreso de Oriente de Kenneth Branagh no tiene eso. El único personaje completamente desarrollado y carismático es el inspector Hercule Poirot, pues Branagh le da un aire sumamente cómico y enigmático desde sus primeros minutos. Sencillamente queremos ver más a Poirot… y lo tenemos.
El problema con la película llega a la hora de presentar al resto de los personajes. Y es que al ser una cinta de ensamble, cada elemento actoral debería mantenernos interesados, sin embargo, esto aquí no se logra. Los personajes son unidimensionales y fallan a la hora de presentarse. Sí, tenemos a aquellos que parecen muy, pero muy sospechosos, tan mal delineados que no nos dejamos engañar.
A lo largo de su segundo acto, en donde encontramos el nudo de la trama, Branagh nos presenta demasiada información en pocos minutos y es imposible retenerla toda. Esto causa que la trama se vuelva un enredado rompecabezas sobre algo que, de entrada, debió habernos mantenido interesados.
Sin embargo, es hacia la resolución del crimen donde la película vuelve a desarrollar un genuino interés en nosotros y nos volvemos a poner a las órdenes de Poirot a la hora de resolver el crimen. Asimismo, un elemento que sobresale es el diseño de producción, pues tiene un muy cuidado vestuario y props. Si Fox hace bien su tarea promocionando la película, bien podríamos verla nominada dentro de estos aspectos técnicos.
Asesinato el Expreso de Oriente no logra aprovechar un gran reparto con diversos ganadores y nominados al Oscar, se pierde entre una serie de nombres y subtramas a pesar de que al llegar a su último acto retoma nuestro interés, pero es demasiado tarde como para llamarle un thriller a la altura de nuestros tiempos.