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Mariana y Santiago Arriaga hablan de A cielo abierto: «Fue fascinante poder colaborar con una versión súper joven de nuestro padre»

29-10-2024, 3:41:13 PM Por:
Mariana y Santiago Arriaga hablan de A cielo abierto: «Fue fascinante poder colaborar con una versión súper joven de nuestro padre»

En entrevista con Cine PREMIERE, esta dupla de directores (ambos hijos del escritor Guillermo Arriaga) nos contaron acerca del elenco, la música y el detrás de cámaras de su ópera prima.

En 1993, el autor mexicano Guillermo Arriaga escribió el guion del largometraje A cielo abierto, siendo esto lo primerísimo que él concibió para cine —mucho antes de la mítica Amores perros— pero cuya realización se postergó indefinidamente, al grado de quedar en el olvido por más de veinte años.

Fue hasta 2015 que apareció una copia perdida de ese guion. Sin embargo, al sentir que esta película florecería de mejor manera desde una mirada joven, Guillermo renunció a dirigirla. Prefirió heredarle el proyecto a Mariana y Santiago, hijos suyos que igualmente habían decidido dedicarse al séptimo arte y que no querían desaprovechar la oportunidad de trabajar con dos variantes de su padre: el productor sexagenario del presente y el guionista treintañero del pasado.

«Es muy fascinante poder hacer como viajes en el tiempo y poder colaborar con una versión súper joven de nuestro padre, pero con 30 años de diferencia», comentó Mariana Arriaga en entrevista con Cine PREMIERE, en la víspera del estreno comercial de A cielo abierto, nueve años después de que ella y Santiago empezaran a barajar la posibilidad de llevar este título a la gran pantalla.

Mariana y Santiago Arriaga, directores de A cielo abierto.

A cielo abierto cuenta la historia de Fernando (Máximo Hollander) y Salvador (The Goldin), dos jóvenes hermanos que, acompañados por su hermanastra Paula (Federica García), emprenden un viaje en carretera rumbo a la frontera entre México y EE.UU., con el objetivo de vengarse del hombre que años atrás ocasionó el accidente automovilístico que mató a su padre.

Guillermo Arriaga escribió este guion tomando de inspiración el percance en carretera que a él mismo casi le cuesta la vida (en diciembre de 1985, una camioneta en la que viajaba cayó de un precipicio). De hecho, fue a raíz de este evento que muchas de las historias firmadas por él —sea en cine o literatura— han estado relacionadas con accidentes vehiculares. En palabras de Santiago Arriaga, son «obsesiones» que se han visto una y otra vez en la obra de su padre.

Lean a continuación la entrevista completa de Cine PREMIERE con Mariana y Santiago Arriaga, directores de A cielo abierto. Ésta, la ópera prima de ambos realizadores, debutó mundialmente en el Festival Internacional de Cine Venecia 2023, dentro de la sección «Horizontes». Al año siguiente, fue acreedora de cuatro nominaciones al premio Ariel.

CP: Siendo treintañeros es que ustedes dirigieron A cielo abierto. Y, curiosamente, el guion de esta película fue escrito hace poco más de treinta años por Guillermo Arriaga cuando él tenía justamente 35 años de edad… Es como si el número 30 fuera algo muy significativo para esta película.

Santiago: Y es significativo no sólo el número 30, sino el poder conocer a la persona que fue tu papá, antes de que fuera tu papá. Esta película nace de un accidente que él tuvo. De ahí salen las películas Amores perros y 21 gramos; de este mismo accidente que despertó en él muchas cosas y muchas obsesiones que se han visto a lo largo de su obra. Entonces conocer a este… No sé, ¿ahora ya tiene sesenta y cuántos? 

Mariana: [Ríe] Sesenta y seis… No sé.

Santiago: No voy a decir su edad porque luego nos regaña. Pero, sí, es como una manera de encontrarnos con el escritor que tenía nuestra edad [al momento de escribir este guion]. Entonces, fue como hacer una ópera prima de treintañeros.

Mariana: También es muy fascinante poder hacer como viajes en el tiempo y poder colaborar con una versión súper joven de nuestro padre, pero con 30 años de diferencia. 

CP: Guillermo escribió el guion entre 1993 y 1994, más o menos. Y fue hasta 2015 que tú, Santiago, lo encontraste. Me da curiosidad saber qué pasó en el inter, en esos 20 años en el que el guion estuvo archivado. ¿Saben si hubo intentos de producirlo?

Santiago: De entrada, el guion se perdió. Mi papá no sabía dónde estaba. Siento que después de haber hecho Amores perros, él se fue a EE.UU. y como que A cielo abierto poco a poco se fue quedando atrás… Y perdió el guion. En realidad, [lo que yo encontré años después] era una copia que estaba dentro de una máquina de escribir.

Mariana: También pasó que en ese momento los derechos se vendieron. Los tuvo alguien más por 15 años y por una u otra razón no se hizo. Entonces fue un poco una coincidencia muy hermosa que, después de tanto tiempo, Santiago encontrara el manuscrito original —o uno de los pocos manuscritos que había— justo cuando ya había pasado todo este acuerdo de la licencia que se había vendido.

CP: ¿Fue difícil convencer a su papá de que el proyecto estaría en buenas manos si les permitía a ustedes dirigirlo?

Santiago: Es que él quiso dirigir esta película toda su vida. Entonces cuando encontré el guion, veintitantos años después, se lo di y le dije: “Mira, lo encontré, toma, es tuyo”. Lo leyó y me dijo: «Órale, es que la persona que yo era cuando lo escribí es muy diferente a la persona que soy ahora. Siempre quise dirigir esta historia, pero hoy estoy convencido, más que nunca, de que la tienen que dirigir personas jóvenes».

CP: La película fue escrita en los noventas, ambientada en los noventas, y ustedes mantuvieron eso. No llevaron la historia a la época actual.

Mariana: Nos parecía importante mantener la esencia de la época, un poco porque fue el México en el que nosotros crecimos; el México en el que [A cielo abierto] fue escrita, pensada y concebida. También yo creo que hay cosas que funcionaban distinto en aquella época o que ya no suceden, como las peleas por la televisión. Hoy en día es bastante común que en casa haya más de una pantalla. Pero antes uno peleaba por la televisión en el horario de su programa. 

Santiago: Eran carísimas las teles en los noventas. Una tele era carisisísima.

Mariana: Y no solo eso. No había la posibilidad de elegir en qué horario ver lo que querías ver [como sucede con el streaming]. Tenías que adaptarte al horario del programa y pelear a esa hora por la televisión… Además había esa posibilidad de viajar libremente por las carreteras y de, como adolescentes, tener un poco más de desconexión. 

Santiago: Perderte si te pasabas una salida y no sabías cómo regresar… Hoy en día tienes Google Maps, Waze, mapas, cualquier cosa en tu celular. Pero de un viaje en carretera, creo que también es padre encontrarte un poco con lo desconocido.

CP: Esta película es su ópera prima, pero antes ya habían dirigido tres cortometrajes que en conjunto engloban el tema de la relación de hermanos en una situación funesta (Libre de culpa), el tema de las armas en la juventud (B-167-980-098) y el tema también de un accidente automovilístico y el dilema ético que conlleva (La hora cero). ¿Pensaron en algún momento que A cielo abierto era una suerte de expansión o amalgama de sus cortometrajes previos?

Santiago: Pues no me había caído el veinte hasta ahora que nos lo dices.

Mariana: A mí tampoco.

Santiago: Siento que, como contadores de historias, tienes obsesiones que te van marcando en tu vida y que recaes en ellas a la hora de contar, pero no las haces conscientes hasta que alguien te lo resume y te lo hace ver.

Mariana: Y hace sentido.

CP: Sobre el elenco principal, tengo entendido que Federica García es alguien a quien ustedes ya conocían desde hace tiempo, y que en el caso de Theo Goldin, él ni siquiera quería ser actor. ¿Cómo se acercaron a ellos y los convencieron de sumarse a este proyecto?

Mariana: En realidad abrimos un casting que fue bastante exhaustivo. Vimos, yo creo, a 600 adolescentes. A Federica la conocíamos desde más niña. A Theo lo conocimos porque es el hermano menor de un amigo nuestro. Fue en el cumpleaños de este amigo que él invitó a toda su familia y ahí estaba un niño que vimos y dijimos: “Es nuestro personaje, es Salvador”.

Santiago: De hecho llegó al casting no por voluntad propia, sino porque le dijimos: “Oye, ¿te gustaría hacer una película?” Me lo llevé a un set y de ahí al casting.

Mariana: Tuvimos que convencer a sus papás y convencerlo a él. [Theo] decía: “Me llama la atención, pero no estoy seguro de querer actuar. Convénceme”. Y en el caso de Max [Máximo Hollander], él ya había hecho una película a sus 14 años. Lo conocimos a sus 15 ó 16 años en un evento de los Arieles y cuando nos pusimos a castear, dijimos: “Hay que invitar a Max”. Yo creo que siempre hubo esa intuición de que ellos tres funcionarían.

Santiago: Una vez que pisaron el set, se convirtieron en los reyes del set. Al inicio, Theo tenía mucho miedo. En las pruebas de cámara llegó mucha gente y dijo [dudoso]: “Ay, voy a hacer esta película…” Y en el día dos, ya estaba con una pistola Nerf corriendo por todos lados.

Mariana: También hubo un trabajo previo entre los tres y con nosotros. Entonces yo creo que empezaron a adaptar las dinámicas y a poner algo de ellos mismos en cada uno de sus personajes desde antes.

a cielo abierto

CP: A cielo abierto goza además de talento internacional detrás de cámaras. Pienso sobre todo en la casa productora argentina K&S Films —responsable de Relatos Salvajes— y en la música de Ludovico Einaudi. ¿Cómo fue que esta compañía y este compositor se sumaron al proyecto?

Santiago: Hacer una película es una cosa bien loca porque te lleva a lugares que nunca hubieras imaginado. De entrada, con esta película viajamos por el mundo. Fuimos a Venecia, Corea, Canadá… Fuimos a lugares que nunca hubiéramos imaginado. Y lo mismo pasa desde antes. Las personas que se van involucrando y que se van interesando por la historia, como que van llegando de diferentes lados. Sobre la casa productora, ellos estaban en Argentina. Ni tenían pensado abrir oficinas en México. Pero en plena pandemia, en una reunión por zoom de una librería donde nuestro padre era el moderador–

Mariana: No, no. A nuestro padre lo iban a entrevistar y el moderador de la conversación resultó ser el director de desarrollo de K&S Films. Entonces, en esta entrevista que le hicieron vía zoom por su libro Salvar el juego, [este moderador] le preguntó: “¿En qué estás trabajando ahora?”. Y él dijo: “Estoy produciendo la primera película de mis hijos y que se llama A cielo abierto”. Y cuando terminó la reunión, recibió una llamada y [el moderador] le dijo: “Resulta que soy el director de desarrollo de una casa productora en Argentina y nos gustaría reunirnos con ustedes”. Ahí iniciaron las conversaciones con K&S Films, quienes han sido espectaculares productores, cómplices y socios en este proyecto.

Santiago: Ludovico también llegó de una manera muy rara. En una conversación que tuvimos con Leticia Cristi, que es una de las productoras de la película, nos preguntó: “Oigan, y sobre la música, ¿en qué referencias han pensado?” Yo le dije: “Nos gusta mucho Ludovico Einaudi”.

Mariana: Sí, el estilo de Ludovico Einaudi.

Santiago: Entonces lo anotó en su libreta y regresó dos semanas después: “Oigan, chicos, ¿tienen tiempo para un zoom el martes con Ludovico?” ¡Obvio, por favor! Estaba temblando de emoción por conocerlo. Es un músico que admiramos muchísimo, que se entusiasmó con la película y que aceptó componer el score. Entonces nos fuimos a Italia a hacer la música con él y ahora es un amigo nuestro muy querido. 

CP: ¿Entonces toda la música de Ludovico Einaudi que suena en A cielo abierto fue hecha para la película?

Mariana: Sí, todas las composiciones son originales. Y creo que algo que le llamó la atención era que nuestras referencias musicales eran diferentes a lo que él compone tradicionalmente. Dijo: “¿Por qué me buscan si esto no es lo que yo hago?” 

Santiago: Sí, si te das cuenta, en la película hay mucha guitarra, hay muchos bajos. O sea, no es tanto el piano tradicional de Ludovico. Pero su esencia está ahí. La música conmueve y queríamos ese espíritu.

CP: Ya para terminar, evidentemente ustedes, al ser hija e hijo de Guillermo Arriaga, crecieron rodeados de cine y literatura en todo momento. Pero, en específico, ¿qué fue aquello que detonó en ustedes el deseo de también hacer cine?

Mariana: En mi caso fue cuando tenía siete años y pisé por primera vez un set de filmación, que fue el de Amores perros… Todo el panorama me shockeó; la cantidad de gente que trabajaba obsesivamente para conseguir un solo instante y también todo lo que estaba sucediendo en esa escena. Como yo venía de ver puras películas animadas, no entendía este choque entre realidad y ficción, el cómo eso que yo estaba viendo —que se veía tan real— podía ser una ficción, una mentira… Bueno no una mentira, sino una reconstrucción de algo. Entonces eso me gustó mucho y creo que fue con los años que empecé a querer ser directora. Yo me acuerdo que desde muy chiquita, quizás sin siquiera entender de qué iba el trabajo, decía: «Yo quiero ser directora».

Santiago: En mi caso, digo, crecimos en sets. Crecimos en festivales de literatura, de cine y demás. Entonces como que empiezas a normalizar ese estilo de vida y ahora mi esposa está vuelta loca, como: «¿Qué es esto? ¿Qué es esto de ir a sets y que debas irte por dos meses?» Pero como que empiezas a nutrirte de ese mundo. Yo quise explorar mil cosas. Me gustaba la biología, me gustaba la arquitectura, como que cada mes traigo una obsesión diferente con algún tema en particular. Y creo que el cine me permite explorar, a través de proyectos diferentes, temas que tengo ganas de trabajar y que son como cápsulas de mi vida.

CP: ¿Y qué me pueden adelantar de sus próximos proyectos?

Santiago: Estamos trabajando en una serie y en un largometraje de los que esperamos pronto puedan saber más. No podemos adelantar nada, porque se salan [los proyectos]. Eso dicen: si se habla mucho de los proyectos antes de que se hagan, se salan.

a cielo abierto

¿Dónde ver A cielo abierto?

Bajo el sello de Cinépolis Distribución, la película mexicana A cielo abierto actualmente se puede ver en salas de cine de todo el país.

autor Tengo muy mala memoria. Por solidaridad con mis recuerdos, opto por perderme también. De preferencia, en una sala de cine.
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