La serie Dark , la primera producción alemana de Netflix (ve el trailer aquí ), tendrá su premiere a nivel mundial el próximo 1 de diciembre . Como era de esperarse, en Alemania , a la sazón el país más poblado de Europa –tiene 83 millones de habitantes– el estreno de esta historia que mezcla misterio y drama con altas dosis de ciencia ficción ha generado un enorme interés. Si bien, es altamente factible que los diez capítulos que conforman la primera temporada consigan cautivar a millones de televidentes más, repartidos dentro de los 190 países que tienen acceso a la plataforma.
Aquí ofrecemos diez razones que lo sustentan:
El argumento: misterio e incertidumbre
El inicio de la historia se sitúa en noviembre de 2019 en Winden, un pueblo ficticio rodeado de bosques y donde lo único que rompe con el paisaje es una enorme planta nuclear. Los habitantes de Winden se encuentran inquietos a raíz de la desaparición de un niño de 15 años a la que pronto se sumará la de otro más. Conforme avance la trama nos adentraremos en un mundo cada vez más complejo y misterioso –en ocasiones terrorífico- cuyos márgenes son determinados por fenómenos de tipo sobrenatural relacionados con el tiempo. (De ahí que la pregunta central alrededor de la desaparición sea ¿cuándo está? y no ¿dónde?) Asimismo, tendremos acceso a los secretos mejor guardados por sus habitantes, algunos de ellos dotados de una oscuridad inquietante. Tan particular visión proviene de la mente Jantje Friese, quien además de guionista es la pareja del director de la serie, Baran bo Odar. De acuerdo a lo que ella misma nos confesó, el argumento de Dark surgió a partir de “las inquietudes que me han seguido toda la vida: ¿de dónde venimos?, ¿a dónde vamos?, ¿qué es la realidad?, ¿el tiempo es como pensamos que es o no tenemos ni idea de cómo funciona?”. Inquietudes que, por cierto, en mayor o menor medida todos tenemos.
El factor Stranger Things
La comparación que surgirá entre Dark y Stranger Things será inevitable. En las dos series, por ejemplo, personajes menores de edad juegan un rol fundamental, ambas poseen un tono de ciencia ficción que en momentos se inclina hacia el género de horror y además tanto una como otra recuperan en mayor o menor medida la estética de los años 80. Asimismo, al igual que como sucede con Hawkins, Winden es un poblado pequeño y, por tanto, compone un micromundo, una sociedad-muestra. Es justo aclarar, sin embargo, que Dark iniciaba ya su proceso de producción en el momento en el que el proyecto de los hermanos Duffer inundó las pantallas de Netflix. De acuerdo a Justyna Muesch, la productora, Stranger Things apareció “cuando estábamos por realizar las primeras tomas”. Por su parte Odar, el director, nos comentó: “claro que en cuanto se estrenó la vimos (Stranger Things) e identificamos algunas similitudes, aunque con el tiempo nos dimos cuenta de que eso nos convenía, pues el ser comparados con algo tan bueno no puede ser negativo”. En cuanto a la aparente nostalgia por la década de los ochenta, para Odar es algo normal, pues muchos de los directores que ruedan ahora tienen una edad parecida y comparten las mismas referencias culturales. Luego agrega: “un periodista me dijo algo el otro día que Dark le parecía algo así como Stranger Things dirigida por David Fincher, lo que me pareció un gran elogio”.
El casting
Es verdad que nombres como Oliver Massucci (He’s back) o Karoline Eichhorn (The Silence) no suenan de nada más allá de las fronteras germanas. Si bien, lo cierto es que el desempeño de todas las actrices y cada uno de los actores que componen el ensamble histriónico de Dark es impecable. Habría que destacar el trabajo de Louis Hoffman, a quien muchos reconocerán por su papel como soldado nazi adolescente en Land of Mine, cinta danesa que fue nominada al Oscar por Mejor película extranjera en 2017. Aquí Hoffman interpreta a Jonas, uno de los personajes más carismáticos y de mayor peso de la serie. Esta consistencia, además de darle la credibilidad necesaria a un argumento compuesto por inagotables subtextos, evidencia que Odar es un gran director de actores.
El elemento de la complejidad
Si volviésemos a las comparaciones con Stranger Things tendría cierta relevancia el afirmar que Dark no sólo es más oscura sino también más compleja. En sí, desde un punto de vista intelectual exige del espectador un poco más que el nivel medio de las series. Funciona, pues, como un gran rompecabezas que se nos da en partes inconexas y que sólo puede unirse a partir de nuestro esfuerzo. Desde dicha perspectiva, y aunque no hay que niegue que es una historia que puede comprenderse en cualquier rincón geográfico, Dark cumple con el arquetipo de la cultura alemana como una en la que el aspecto cerebral destaca.
El drama humano
Paradójicamente, la complejidad –cognitiva, racional- de la que hemos hablado con anterioridad se equilibra gracias al factor de las emociones humanas que se presenta en Dark. Los habitantes de Winden son seres tan bondosos, ingenuos, mezquinos, egoístas u honestos como los puede haber en una villa perdida en China o en un poblado argentino. Y todos, absolutamente todos, poseen algún secreto guardado e inenarrable, lo que corrobora aquel viejo dicho mexicano de “pueblo chico, infierno grande”. Gracias a la dirección de Odar y a los buenos diálogos escritos por Friese, los momentos dramáticos no caen en ningún momento en lo hollywoodense ni mucho menos en lo telenovelero. Por el contrario: es la capacidad de trazar la línea dramática del argumento de manera paralela a la marcada por la ciencia ficción lo que permite que la tensión de la historia se sostenga.
El factor miedo
La desaparición inexplicable de niños; la posibilidad de la existencia de un asesino en serie; la angustia y la paranoia provocadas por el riesgo de una fuga radioactiva; cuevas tenebrosas; las consecuencias de la circularidad del tiempo… todos ellos son elementos que gotean continuamente por las esquinas de Dark y que cumplen con la función de mantenernos en vilo a lo largo de los diez capítulos. Como bien señala Odar: “me parece que si hay una referencia que infaliblemente compartimos con los hermanos Duffer es la obra de Stephen King. A lo mejor ellos agregaron un poco más de Steven Spielberg a su producto, mientras que nosotros optamos por David Lynch, al menos el de sus primeras películas”.
El alto nivel de producción
El esmero con el que se cuidó cada detalle de la serie es innegable. Netflix ya llevaba un tiempo con la idea de producir algo en Alemania y la película más reciente de Baran bo Odar –con guión de Jantje Friese-, Who am I, había dejado gratamente impresionados a sus directivos. De acuerdo a la productora Justyna Muesch, “una de las opciones que se barajaron fue convertir a Who am I en serie pero ni Jantje ni Odar querían repetirse a sí mismos, así que expusieron dos ideas de serie diferentes y una de ellas era Dark. A la gente de Netlix le gustó mucho y comenzamos las negociaciones hasta que al final de 2015 el proyecto obtuvo luz verde”. En cuanto a las locaciones, que sin dudas forman un componente importantísimo en Dark, éstas fueron encontradas mayormente en Brandenburgo, el estado alemán que rodea a Berlín. Asimismo, el total de diez capítulos que conforma la primera temporada fue rodado en 105 días, más otros 50 de segunda unidad de rodaje, algo inédito incluso en un país con una industria cinematográfica potente como lo es Alemania.
La dirección
A diferencia de otras series –o tal y como apunta Muesch: “el único director que sé que hizo lo mismo fue Cary Fukunawa con True Detective”- Baran bo Odar dirigió por sí solo los diez capítulos. “Me acerqué a la producción como si se tratara de una película larga, de diez horas”, explica Odar, “yo siempre he dicho que rodar una película es como correr un sprint y rodar una serie es como correr un maratón. Tienes que saber en dónde poner tu energía para no agotarte antes de tiempo. Alguna vez leí una declaración de Peter Jackson en la que confesó que si pudo sobrevivir a su trilogía de El señor de los anillos fue gracias a que concentró su atención exclusivamente en lo que rodaría al día siguiente y no en lo que rodaría en dos días, o tres o cuatro, y yo lo tomé como un consejo que había que seguir”. Cabe subrayar que en el caso de Dark la decisión de inclinarse por una sola persona tras las cámaras se percibe correcta. De ese modo se evita, por un lado, y dada la complejidad del argumento, el dejar demasiados cabos sueltos desde el punto de vista narrativo, y por el otro le otorga al conjunto una sensación de homogeneidad que quizá en otras series no sería tan necesaria pero que en Dark es primordial. Incluso visualmente los capítulos muestran una calculada interconexión, y el resultado de su suma fluye como un lienzo móvil compuesto de claroscuros, lluvia intermitente, tinieblas y una sinfonía de tonos grises y verdosos. La ambientación generada consigue justificar la frase que acompaña a la publicidad de la serie y que, por tanto, resume con certeza la base argumental que la sostiene: “la pregunta no es dónde, sino cuándo”.
La presencia mexicana
“Tenemos a una mexicana en nuestro equipo”, dice con efusividad la productora Justyna Muesch, “resulta que Lynn Fainchtein es nuestra supervisora del departamento de música. Como sabes, ella ha trabajado con (Alejandro González) Iñárritu, con (Alfonso) Cuarón y con muchos directores más. Su esfuerzo en el proyecto fue primordial. Trajo una variedad fantástica de canciones que no hubiésemos conocido sin ella”. El trabajo de Fainchtein (El renacido; Arráncame la vida; Roma) es, sin duda, destacable, pues las canciones elegidas para acompañar a las imágenes lo consiguen de una manera natural y equilibrada. A ello habría que sumar la música creada en exclusiva para la serie, labor que recayó en manos del compositor australiano Ben Frost. En algunos momentos cercano a los sonidos metálicos de Hans Zimmer, Frost logra que las secuencias más tensas de la serie se mantengan sin que las notas se impongan o se asuman como un posible componente de distracción. Una mención aparte merecen los temas Irngendwie Irgendwo Irgendwann, de Nena (99 globos rojos), un clásico del pop alemán de los ochenta que en los momentos más sórdidos de la serie funciona como leitmotiv sonoro y, por supuesto, Goodbye, la canción que acompaña a los créditos iniciales y que es producto de la colaboración entre el grupo electrónico berlinés Apparat y la cantante austríaca Soap & Skin. Llena de acordes menores y protagonizada por una voz que rezuma melancolía y misterio, la canción funciona como inigualable anfitriona del mundo mostrado por Dark.
El timing
Directores, productores y demás gente que trabaja en la industria cinematográfica coinciden en que lo mejor que ha traído consigo Netflix y otras plataformas de streaming es el respeto a la libertad creativa de la gente con la que deciden aliarse. Probablemente un margen de libertad de tal magnitud no se veía desde la prodigiosa década de los setenta, y ciertamente es algo que es cada vez más difícil de hallar en los estudios de cine convencionales. Tal elemento permite que Dark se sume a las producciones que, aun sin dejar de representar un riesgo comercial, han gozado de un presupuesto considerable. Al respecto, la guionista Friese opina: “somos parte de un cambio que me parece que es inevitable, casi un proceso natural. Estas plataformas se han convertido en una gran posibilidad para muchos cineastas, pues a mí de momento el mercado comercial de películas me parece un desierto. En la cartelera sólo hay espacio para los blockbusters de superhéroes. No sé en qué momento dejamos de hacer entretenimiento para adultos, dramas, películas más profundas como las que había en los noventa. Netflix y otras plataformas están supliendo ese hueco, lo cual me parece positivo”. Su idea es compartida por Odar, a quien el sonado fracaso comercial sufrido por Blade Runner 2049 le parece injusto pero también una evidencia de que el cine tal y como lo conocíamos ha tomado un rumbo distinto: “creo que ha cambiado la manera en que consumimos películas. (Dennis) Villeneuve es un director que respeto muchísimo, pero por desgracia creo que nadie se animará a hacer un Blade Runner 2049 en los próximos diez año, no habrá quien quiera tomar el riesgo”.