Rumbos paralelos

Con un guion de Sharon Kleinberg, aquí las protagonistas son Gaby y Silvia, quienes tuvieron a sus hijos el mismo día y en el mismo hospital. Sin tener contacto alguno entre ellas, lcada una crió al suyo en contextos diferentes y de acuerdo a sus respectivas posibilidades, tomando en cuenta que la primera es madre soltera por decisión propia, mientras que la otra está casada y tiene también una hija. Así, todo transcurre con normalidad, hasta que debido a la enfermedad de uno de los niños, descubren que momentos después de nacer, ellos fueron intercambiados por accidente y, en realidad, cada una tiene al hijo de la otra. La complicada situación no sólo les llevará a una encrucijada emocional y moral, sino que redundará en una complicada disputa legal. 

Con tal premisa y aunque el director Rafael Montero (Cilantro y Perejil) dejó en claro que la filmación de Rumbos paralelos ya estaba en marcha cuando la película japonesa De tal padre, tal hijo (dirigida por Hirokazu Koreeda) se presentó en Cannes y ganó el premio del Jurado, esta última es la referencia obligada, pues resulta superior en cuanto a complejidad en intensidad emocional. Aún así, no todo está perdido en la producción mexicana que hoy llega a la cartelera tratando de aprovechar los últimos resabios del recién celebrado día de las madres. Entre lo que podemos destacar esta la actuación de Ludwika Paleta, quien a pesar de las características de la trama, las cuales fácilmente pudieron haberle hecho caer en los excesos, entrega una interpretación sólida, con transiciones sutiles y los matices suficientes para conectar con el público, dándole verosimilitud a un personaje abiertamente heredero de los culebrones televisivos, dígase telenovelas. Por otro lado, hay que reconocer que esta misma circunstancia, en cierta medida, se extiende a la propuesta técnica de la película pues, sin duda, cuenta con oficio. Pero ese es de lo pocos méritos de la dirección, pues aunque recurre a un lenguaje cinematográfico sumamente básico y muestra agilidad en el ritmo, no logra evitar los clichés y los lugares comunes, armando algunas secuencias manipuladoras que pretenden ser sugerentes y resultan artificiosas. Por otro lado, conflictos como el que se convierte en el principal detonador para el enfrentamiento entre los padres involucrados, resultan un tanto precipitados, así como los cambios de actitudes en algunos personajes, que no encuentran sustento en su desarrollo, como en el caso del que interpreta Iliana Fox –una de las de las madres en cuestión–, quien aunque entrega  muy buenos momentos, dándole réplica al efectivo quehacer de su coprotagonista, también padece de un par de giros forzados, que vuelven confusas sus motivaciones. A esto debemos agregar que hay secundarios cuyas implicaciones en la trama tendrían que ser mayores y apenas son un bosquejo. 

Así pues, Rumbos paralelos es un drama con un discurso reflexivo sobre la maternidad y la donación de órganos, excesivamente literal y aleccionador, que aunque no deja de tener importancia como tema, no es suficiente para rescatar de la mediocridad una película que apenas mantiene la suficiente consistencia para ser entretenida. Lo cierto es que si sólo se busca una historia conmovedora, y no se es demasiado exigente en cuanto a la manufactura, puede resultar una opción para verse en familia y motivar a una buena charla posterior.

Jesús Chavarría Critico de cine y cómics. Critico en Cine con Kristoff de Telehit. Fue editor de Stageone México. Colaboró con Playboy, Chilango y la edición mexicana de Archie. Hoy escribe para La Razón y Mórbido Magazine. Conduce el programa de radio y Tv, Rocket.