Mi último día – Crítica de la película
Una incisiva mirada a la vida familiar y la naturaleza de la culpa.
La historia de la película Mi último día –o Aurora Boreal, como se le conoció originalmente– sigue (como su nombre actual nos apunta) el último día de Mariano, un jovencito decidido a terminar su vida y una terrible culpa que lo atormenta. Casi como un falso documental, la cinta toma la forma de un recuento en primera persona de la búsqueda por la absolución.
Para documentar y explicar el por qué, se graba a sí mismo recorriendo las calles buscando a alguien que le dé una buena razón para no suicidarse y lamentando que jamás podrá cumplir su sueño de admirar las luces celestiales del título original.
Así, desde ese infantil y nostálgico punto de vista, el director Sergio Tovar Velarde nos lleva en su película, Mi último día, a un recorrido hacia la intimidad y soledad de la niñez. De la alienación que puede sentir un muchacho en el umbral de la adolescencia.
Aunque tiene sus altibajos en cuanto a ritmo, en el fondo la historia sobresale como una incisiva mirada a la vida familiar y la naturaleza de la culpa. Aunque donde a algunos los podría perder es en la forma, sobre todo aquellos propensos al mareo con otras cintas de cámara en mano.
Pero al final, lo que sin duda tenemos es uno de los esfuerzos y ejemplos más notables de la democratización de la industria fílmica mexicana. Una que comienza a hacer cine sin más pretensiones que contar una buena historia, a como dé lugar y sin importar los obstáculos.
La película Mi último día está disponible en Amazon Prime Video.