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Cine

La leyenda del Charro Negro – Crítica

18-01-2018, 6:10:28 PM Por:
La leyenda del Charro Negro – Crítica

La que quizá es la última entrega de la franquicia de Las Leyendas presenta una evolución en su animación y un tono más oscuro.

Cine PREMIERE: 3
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Leo San Juan y su séquito –por más que Teodora quiera simular que es el suyo– tiene frente a sí el mayor reto que ha enfrentado hasta ahora, y no es para menos, porque ésta podría ser su última leyenda, al menos por algún tiempo. Tras haber lidiado con la Nahuala, La Llorona, las momias guanajuatenses y hasta el mítico Chupacabras, ahora mira al mal a los ojos, al mismo diablo encarnado en La leyenda del Charro Negro.

Mezcla de un terror más oscuro en comparación con sus antecesoras, una animación deliberadamente más lóbrega, sombría –buena parte de la trama se desarrolla de noche– y una reducción en el tono cómico, esta leyenda es la más depurada de la serie. En especial porque el que comenzó siendo un chiquillo miedoso, ahora es un héroe que pronto decide enfrentar al mejor villano de su repertorio. Aunque Erick Elías no sería la primera opción que viene a la mente para interpretar a un antagonista severo, grave y coleccionista de almas, el actor de Cuando los hijos regresan hace un gran trabajo al infundirle una malévola inflexión a su voz.

Como siempre ha ocurrido en las animaciones legendarias de Alberto “El Chino” Rodríguez –quien tomó las riendas desde La Llorona, cuando la saga pasó de las manos de Animex a las de Anima Estudios–, se cumple con una función didáctica para familiarizarnos con la fábula en turno. Ahora, el joven Leo, ya convertido en todo un adolescente y aún con la Independencia como trasfondo, se enfrenta al demonio, astutamente escondido tras la fachada de un charro obsesionado con apoderarse de almas necesitadas o ambiciosas. Si bien estos conflictos devienen desde clásicos literarios como El retrato de Dorian Grey o Fausto, la animación le añade un toque folclórico y tradicional, al insertarla en un contexto de mexicanidad indiscutible.

Además del flamante traje de charro del villano y el contexto histórico, la misión se desenvuelve en escenarios como una típica feria con registro civil incluido, en donde también encontramos a una escabrosa adivina, una retadora lotería –entretenimiento en cuasipeligro de extinción, al menos en las urbes nacionales–, un desértico paraje decorado por una familia de magueyes, y los ya conocidos alebrijes, las calaveritas, Xóchitl y don Andrés.

La leyenda del Charro Negro encierra también el fin de un ciclo –al menos temporalmente–. Después de ver a Leo coquetear “a la Luke Skywalker” con el lado oscuro, salir en auxilio de un inocente en peligro y de sus amigos, sus aventuras sobrenaturales parecen llegar a su fin, aunque el director no descarta regresar a este fantasioso y mexicanísimo mundo, en el que los espíritus del más allá casualmente conviven con los vivos. Tal vez con el joven San Juan, tal vez sin él.

Como ha ocurrido con cada entrega, hay una clara evolución en la animación –incluso se atreven a combinar técnicas y trazos llegado el punto climático–, los movimientos de los personajes son más naturales, al igual que sus expresiones, pero se mantiene una respetuosa fidelidad a los niños y entes que vieron la luz en 2007. Incluso el tono se ha mantenido constante en estos 10 años –al combinar temáticas de terror infantil con un humor que suaviza lo horrífico–. Sin embargo, en esta ocasión el resultado es menos edulcolorado y en buena medida se debe a la estética y a la envergadura del malévolo hombre de rostro cortado, pantalón decorado con grecas y sombrero estilizado.

Parece que con el crecimiento de los personajes y de su audiencia inicial, el estudio se “animó” a reducir los chistes y afinar su funcionamiento dentro de la trama; son más certeros y menos explotados. Claro que los lazos entre los protagonistas siguen sintiéndose superficiales a falta de una bien armada introspección, pero al menos se atrevieron a hacer una pegunta con connotaciones filosóficas: ¿cuánto vale un alma?

autor No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!
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