Julieta

Cuando hablamos de Pedro Almodóvar no se puede negar la profunda sensibilidad femenina que imprime en cada una de sus historias. No es casualidad que él haya armado su carrera de la mano de actrices como Carmen Maura, Chus Lampreave y hasta Penélope Cruz. Ellas se han convertido en las musas del realizador manchego gracias a su interpretación de personajes complejos, redondos, humanos y relevantes para la pantalla grande.

 En esta ocasión, la trama se centra en Julieta –interpretada sólidamente, tanto en su versión juvenil por Adriana Ugarte, como en su versión adulta por Emma Suárez–, una mujer quien, después de un encuentro en las calles de Madrid, parece perder la cabeza. Sin embargo, a través de una narrativa que se vale de flashbacks, nos va revelando su pasado y la importancia de la relación con su hija.

 Almodóvar es un director que jamás le tiene miedo a los tabús. Después de todo, él fue parte integral del movimiento que liberó a los artistas españoles en la era del posfranquismo. La piel que habito, La mala educación y Volver son perfectos ejemplos de temas fuertes y agresivos, reflejo de una sociedad española extrema en constante búsqueda de una conexión real y duradera. En Julieta se repite el mismo fenómeno, pero de una manera diluida y menos impactante. Lo cual no significa que Almodóvar haya dejado su esencia detrás, ya que aquí se encuentran presentes un sin fin de simbolismos muy característicos del autor. El ejemplo perfecto es la presencia del color rojo a través de toda la película, que caracteriza a la protagonista, cuyo miedo a la muerte siempre está presente, además de la culpa que la lleva a sentir las manos manchadas de sangre.

Con este filme, el manchego parece que busca reinventar una fórmula que le ha sido infalible. Y aunque tiene sus aciertos, en el guion se nota con partes flojas, subtramas mal logradas y pocas sorpresas para el espectador. Aquí el éxito radica en la emotividad y nostalgia que transmite Julieta en cada una de sus facetas, en especial con la exploración de la relación madre-hija, fijación de Almodóvar desde hace varias películas. 

Es grato decir que, después del mal recibimiento que tuvo con Los amantes pasajeros, Pedro Almodóvar regresa con un filme más íntimo. A pesar de que funciona en varios niveles, es notorio que el realizador está en una etapa de evolución que necesita perfeccionar.

Cristina Vales Cristina Vales fue editora de Cine PREMIERE por casi tres años, sin embargo, su lado geek la ha mantenido cerca. Búsquenla si quieren hablar de Buffy la Caza Vampiros, libros y todo lo que tenga que ver con entretenimiento.