Florence: La mejor peor de todas
Meryl Streep brilla en Florence Foster Jenkins, una cinta sólida y con grandes actuaciones secundarias.
Parece que el nombre de Meryl Streep se ha convertido en una garantía dentro de la industria de Hollywood. Pocas películas suyas la dejan sin una nominación a algún premio importante y con menciones, en su mayoría positivas, por parte de la crítica sobre su gran interpretación. Por supuesto, Florence: La mejor peor de todas no es la excepción, como lo confirma su nominación como Mejor actriz en los próximos Golden Globes 2017. Además de aquella, la cinta tiene otras tres menciones: Mejor actor, Mejor actor de reparto y Mejor película de comedia. Pero, ¿es en realidad una película tan exitosa?
La cinta se centra en Florence (Streep), la heredera de una gran fortuna que tiene una pasión contagiosa por la música. Es así como, con la ayuda de su esposo (Hugh Grant) y un talentoso pianista (Simon Helberg), decide retomar su fallida carrera como cantante. El único problema es su incapacidad de sostener una nota y su fragilidad emocional ante el rechazo. Por eso, todas las personas cercanas a su vida la intentarán proteger de una audiencia cruel.
Uno de los factores más interesantes de este proyecto es que está basado en una historia real. Su realizador, Stephen Frears (La reina), logra tomar una situación bastante extraña para convertirla en una comedia que, a momentos, parece de situación. El guion funciona bastante bien, porque aunque la cinta hace reír, también se balancea con momentos que desarrollan a los personajes y permiten que haya una empatía con ellos. Tiene corazón y en filmes de este tipo eso es lo más importante.
Otro punto destacable es el diseño de producción y de vestuario que, además de que logra recrear una época, imprime a cada personaje con una personalidad única dependiendo su contexto. Nos logra sumergir en el romanticismo de un Nueva York sumido en la Segunda Guerra Mundial. Podrás ver clubes nocturnos, fiestas, vestuarios y peinados y un montón de soldados caminando por las calles.
Se puede decir que, sin embargo, lo mejor dentro de la cinta son sus actuaciones. Grant reaparece en la pantalla grande interpretando a un hombre carismático –su especialidad–, pero que tiene un amor real por su esposa Florence. Una combinación que le da profundidad al arquetipo del playboy interesado. Por otro lado, está Simon Helberg, a quien estamos acostumbrados a ver en su rol de nerd en el sitcom The Big Bang Theory. Aquí se separa totalmente de lo que lo hemos visto hacer y es una grata sorpresa verlo en un papel demandante que además le valió una nominación al Golden Globe.
Pero, como siempre, la que deslumbra y se roba cada una de las escenas es Meryl Streep. Es su capacidad de darle una vida única a cada personaje lo que la ha convertido en una de las más grandes actrices de nuestra época. Florence es compleja y tiene muchas capas que se van descubriendo a lo largo de la trama. Su voz, su manera de caminar, su postura y hasta su manera de cantar le imprime dinamismo. En manos de una actriz menos capaz, hubiera sido reducida a una persona mayor y enferma que te provoca lástima.
Al final la fuerza de Florence: La mejor peor de todas radica en la celebración de la autenticidad a pesar de que el mundo trabaje para quitártela. Es una película optimista y positiva. Aquí tenemos un personaje excéntrico, distinto, pero amado justamente por eso. Lo emotivo de la historia viene de el esfuerzo que todo su mundo hace para hacerla sentir querida. Eso, aunado a grandes actuaciones y un buen trabajo de producción, hacen de esta una cinta sólida y redonda. No es ninguna sorpresa que se encuentre en el circuito de premios ya que es una fórmula que agrada mucho a las respectivas academias.