Poder sin límites
Aunque tiene un arranque lento, sus recursos en narrativa y técnica son muy astutos.
El estilo, ya casi un género, del found footage está llegando a unos niveles en los que se percibe la falta de originalidad con un elemento que al principio era tremendamente innovador (pregúntenle a La bruja de Blair). Sin embargo, en años recientes la falta de propuesta ha hecho que se vuelva tedioso.
Poder sin límites (Chronicle, Dir. Josh Trank) logra darle un giro al recurso de la cámara en mano, al estilo amateur casi documental, convierte a la lente –que en este caso son iPhones, Handycams en HD, cámaras de vigilancia– en el cuarto protagonista de este trío de jóvenes que adquieren poderes especiales por un extraño suceso, y que gracias a la telequinesis, pueden colocar su cámara en donde les plazca y sin el temblor del pulso.
La naturalidad del ambiente escolar está presente con geeks, chicos malos, porristas y bullying, mucho bullying, esto gracias al correcto cast y a una muy larga presentación de los personajes, aspecto que en un principio no parece alejado de un spin-off de El club de los cinco (The Breakfast Club, Dir.John Hughes).
Y ésta es una de las flaquezas de Poder sin límites: su lento arranque. Agradecemos que haya un desarrollo de personajes y tratándose del génesis del héroe –que en este caso bien podría ser más del villano– es natural que no haya secuencias de acción en su primer acto. Sin embargo, se buscó detallar tanto la psicología de los protagonistas, que al final lo que queremos ver es precisamente el descubrimiento de sus poderes.
Es éste despertar de los superhéroes el que resulta una aproximación diferente a lo que hemos visto, donde como reza su póster: “Los chicos siempre serán chicos” y es que aquí no hay mafias que quieran dominar la ciudad, ni violencia que no deje en paz a los habitantes. Simplemente son un grupo de muchachos que se divierten como cualquier otro, la única diferencia es que ellos pueden jugar futbol americano en el aire y se graban al hacerlo.
M. Night Shyamalan logró un gran acercamiento hacia el origen del héroe cercano al mundo terrenal con El protegido (Unbreakable, 2000) y Poder sin límites bien puede ser esa contraparte con el génesis del villano atormentado, aunque por momentos adolece en fallas de ritmo y un hilo conductor que sabemos hacia dónde se dirige.
La ópera prima de Josh Tank va creciendo conforme avanza hacia esa última batalla y goza de recursos tanto en narrativa como en técnica, muy astutos. La administración de su diminuto presupuesto fue utilizada sabiamente y entregaron un filme diferente en cuanto a la cámara en mano y al universo de los superhéroes.