Una vida mejor
Su mejor atributo es que no intenta predicar ningún tipo de moralidad.
Frecuentemente las cintas sobre Grandes Temas (así, con mayúsculas) que mejor funcionan, son las que dejan ese Gran Tema de lado para, en su lugar, enfocarse en una historia entrañable sobre personas en búsqueda de algo tangible. Es decir: no son personas en persecución de “la felicidad” (porque eso quién sabe qué significa), sino de objetos específicos. Y es a través de ese viaje que logramos entender el contexto en el que viven. Para ser más específicos, y enforcarnos en la cinta de que la debemos estar hablando, Una mejor vida no se trata sobre lo difícil que es ser migrante ilegal en Estados Unidos. No se trata sobre la discriminación o sobre si está bien o mal que alguien se vaya para allá en búsqueda de trabajo. Su mejor atributo es que no intenta predicar ningún tipo de moralidad o de imponer su verdad sobre el público. Ni siquiera intenta manipularlo hasta arrancarle lágrimas. Sencillamente se trata de un hombre (un fantástico Demián Bichir) que quiere una camioneta de jardinero para poder ser dueño de su propio negocio. Eso, y alejar a su hijo de la pandilla que ya lo está reclutando.
Evidentemente la migración es un tema doloroso que actualmente nos concierne a todos y sería muy fácil armar un dramón manipulador. –Y eso ya lo hemos visto mucho, ¿no?–. Aquí se agradece que la cinta no nos pida que tengamos lástima por su protagonista, sino únicamente que lo sigamos en su viaje.
Ve el trailer de Una vida mejor.