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Cine

Watchmen: Los vigilantes – Crítica

25-02-2009, 4:34:45 PM Por:
Watchmen: Los vigilantes – Crítica

Watchmen sigue siendo el cómic inadaptable. Snyder lo trasladó a celuloide, y he ahí su mejor virtud y su peor pecado.

Cine PREMIERE: 4.5
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Un superhéroe retirado, The Comedian, es asesinado en Nueva York. Corre 1985. La guerra nuclear se cierne sobre la humanidad. Los demás exenmascarados tienen que encontrar al asesino: alguien está intentando acabar con ellos. la película de Watchmen, a pesar de las insalvables fisuras que a continuación se exponen, es mucho mejor que la cinta de superhéroes promedio –en manufactura, valores artísticos y reflexión–. Resulta, además, una radiografía de nuestra era –la postmodernidad, vamos–, muy actual en estos tiempos de incertidumbre: en la pantalla, como en los noticieros, vemos a un sueño americano vapuleado, que se consume hacia adentro de sí mismo. 

Hace años, tardé más de una semana en leer Watchmen, la novela gráfica de Alan Moore y Dave Gibbons, y verdadero parte aguas en la historia del arte secuencial. Como un lector apenas iniciado en eso del cómic, me pareció una verdadera obra de arte, y me llevó a buscar, y a decepcionarme en mi fracaso, la misma profundidad temática, complejidad humana y destreza narrativa en otras historietas.

Watchmen película

La barra que me impuso Watchmen era demasiado alta. Después, como muchos fans from hell, esperé largo tiempo, y con no poco morbo, ver una película basada en la trama apocalíptica –Rusia y Estados Unidos están a punto de un agarrón nuclear en una geopolítica alternativa en que Nixon sigue gobernando–. A veces me alegraba ver cómo directores tan avispados como Greengrass, Gilliam y Aronofsky claudicaban en el intento de hacer una película: Moore les había impuesto un reto infranqueable.
 
Y esto nos lleva al hoy y al ahora, a la adaptación de Zack Snyder (300). ¿Cuál es el problema de Watchmen como película? Que a pesar de que en Hollywood le inyecten toneladas de adrenalina –las escenas de acción, apenas incidentales en papel, reciben aquí un royal treatment de gore y acción trepidante; la de sexo es muy gráfica y hará sudar a más de uno–, el entramado argumental sigue siendo demasiado para comprimirse cinematográficamente, aún en sus casi tres horas de duración. El cinéfilo promedio se puede sentir atragantado… pero habrá casos en que, digerido el filme, las preguntas filosóficas lo asalten cuando menos se lo espere. 

Watchmen película

La versión de Zack Snyder es casi quirúrgica, además de un despliegue de increíbles efectos especiales y un más que aplaudible diseño de producción (podemos ponerlos, así de temprano en el año, ya como favoritos para el Oscar). Pero precisamente por esto, uno puede salir del cine con una espinita: “Algo le faltó, pero no sé qué”. Ese “algo” es un toque de autenticidad, de pasión humana: en su conjunto, la cinta se percibe como una gran verdad orquestada.

La dirección de Snyder –esa sí apasionada, en el sentido más geek del término, con referencias a cintas de culto como Oldboy– es más que competente en sus arrebatos estéticos y en el ritmo de las secuencias por separado. Pero la sombra de esta realización altamente estilizada se impregna en la interacción entre los personajes, haciéndolos ver, en ocasiones, como meras piezas en el complejo juego de ajedrez que es la trama. Y las secuencias, de perfecto arco dramático en sí mismas –en la lectura del cómic, pues–, se sienten aquí, sin embargo, alejadas las unas de las otras, dispersas, como polaroids en un cajón desordenado –polaroids hermosas, empero, sobre todo la que delinea la poética transformación y vida del Dr. Manhattan–. Entre las actuaciones destacan Jackie Earle Haley como el letal Rorschach y Matthew Goode como el altivo Ozymandias.

Todo esto no es la culpa, sin embargo, de Snyder –con todo derecho, una fuerza mayor en Hollywood–, sino del medio mismo: si realizadores del calibre de los arriba mencionados se quedaron a la mitad del camino es por algo. Sí, Watchmen sigue siendo el cómic inadaptable. Snyder lo trasladó a una película, y he ahí su mejor virtud y su peor pecado. 

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autor Es investigador del Programa de Culturas Digitales de la Universidad de Sydney. Es el editor fundador de cinepremiere.com.mx y escribe sobre cine, televisión y tecnología en diversos medios nacionales e internacionales.
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