Paraíso perdido
Protagonizado por Ana Claudia Talancón, la tercera película de Humberto Hinojosa es un thriller emocionante y de gran calidad.
Siempre que estrena una película mexicana las quejas del público son las mismas: “qué flojera”,
“otra comedia romántica”, “¿qué no hay otro actor?”, “parece que la hicieron
con dos pesos”, “es la misma historia de siempre”. ¿Querían una buena película
mexicana? Bien, pues aquí la tienen.
Paraíso perdido, tercera película de Humberto Hinojosa (I Hate Love) es un thriller estelarizado por Ana Claudia Talancón,
Iván Sánchez y Andrés Almeida, quienes, durante un viaje a bordo de un velero,
descubren una paradisiaca isla desierta en el Caribe mexicano. Al explorarla,
sus increíbles vacaciones se convertirán en una desesperante lucha por
sobrevivir. Aunque el tráiler, y la promoción de la cinta, recuerden mucho a Lost, nada de esta cinta hará que
pienses en aquella increíble serie de televisión.
Después del drama romántico que fue I Hate Love, es interesante ver cómo su director se embarca,
literalmente, en un género completamente distinto. Aquí logra crear un ambiente
y un desarrollo que cumple al pie de la letra esa regla de oro de cualquier thriller: te mantiene cautivo en todo
momento.
El ritmo de la película es excelente: desde su primera secuencia
hasta el desenlace. No pierde el tiempo. Escena tras escena, la historia va
evolucionado de una manera en la que, como espectador, juega con tus emociones
y te hace conectar con sus personajes. Los conoces, te caen mal, luego los
entiendes y al final te compadeces de ellos. Esto se debe, además de a un buen trabajo en la dirección, al
desempeño de sus actores, entre los que destaca el trabajo de Ana Claudia Talancón. La última
vez que la vimos protagonizar una película mexicana fue en 2008 con Arráncame la vida, y en esta ocasión entrega
uno de los mejores papeles de su carrera. Aquí la vemos fuera de su zona de
confort y es efectiva.
Además, como buenos cinéfilos, sabemos que la música es elemental
en una película y más si se trata de un thriller.
Aquí, Paraíso perdido consigue otro
punto a su favor: el score, que
corrió a cargo de Rodrigo Dávila –vocalista del grupo Motel y responsable de la
música de I Hate Love– crea el
ambiente perfecto para cada una de las escenas, desde esas que parecen
comercial de perfume al inicio de la cinta (claro, no es perfecta), hasta esos momentos de mayor
tensión rumbo al desenlace.
Finalmente, es importante destacar el gran trabajo que la cinta
tiene en su diseño de producción, maquillaje, fotografía y edición. Al ser una
película con muchas secuencias en el mar, se agradece –mucho, en verdad– que ninguna
de ellas te revuelva el estómago con un interminable movimiento de cámara.
En resumen, Paraíso perdido es
un thriller emocionante de principio a fin, de un alto nivel de producción y
que, tal y como dijimos al principio, es de esas películas mexicanas que se
arriesgan a llegarle al público de distintas maneras y con historias
interesantes, que demuestran que en nuestro país hay talento y ganas de hacer
las cosas bien. Y es justo a directores como Humberto y a proyectos como estos,
que vale la pena apoyar y, sobre todo, ver.