Las Aparicio

A poco más de tres años de haber sido filmada, y luego de que hace unos meses se viera por primera vez dentro la edición del Festival Internacional de Cine de Morelia, se estrena en la cartelera comercial la versión fílmica de uno de los pocos conceptos exitosos e interesantes que ha dado nuestro país en términos de un formato tipo serie de televisión. Perpetrado por Argos Comunicación –responsable, entre otras, de la telenovela Mirada de Mujer– y transmitido vía Cadena Tres, el programa tuvo su auge y causó polémica allá por el año 2010.

Ahora, Las Aparicio nos lleva de regreso a la vida de Rafaela Aparicio y sus hijas, reunidas en su hacienda familiar ubicada en Veracruz, esta vez para profundizar en la maldición que provoca que enviuden irremediablemente y que no puedan tener hijos varones. La intención definitivamente es buena, pero, debido a la tibieza del tono y lo desarticulado del discurso, se queda a mitad del camino. Las implicaciones de la circunstancia que aqueja a estas mujeres sólo se bosquejan y aquello que provoca todo el asunto queda apenas por encima de la mera anécdota. Por otro lado, según sus propias palabras, uno de los principales objetivos del director mexicano Moisés Ortiz Urquidi era que está película funcionara independientemente de si el público conociera o no la serie. Hay que reconocer que al menos en ese sentido cumple, tiene una estructura básica propia y no se trata sólo de un capítulo de mayor duración, como suele suceder con este tipo de adaptaciones. Por desgracia, para conseguirlo debilita a la mayoría de sus personajes y termina por diluir las principales virtudes de la fuente original. Aquella frescura e intensidad que utilizaba para referirse al empoderamiento femenino desde un punto de vista muy específico –con el que se podía o no estar de acuerdo–, están ausentes aquí.

Pero vayamos por partes. Con un dinámico armado inicial, el filme presenta a las protagonistas y sus respectivos conflictos, pero lo hace de manera tan superficial, que nunca terminan de estar bien definidos y conforme se desarrollan, se pierden en diálogos anodinos que pretenden, sin conseguirlo, una simpática cotidianidad. La serie de subtramas incluidas son excesivas e inconsistentes, sobre todo la que hace referencia al contexto social, que aunque busca una reflexión que no carece de importancia –y por sí misma ofrece uno de los momentos mejor logrados, con la efectiva y fugaz participación de Damian Alcázar y Adriana Paz–, se siente sumamente forzada. Por si esto fuera poco, el drama paterno que busca ofrecer un giro a la trama es un descarado y deslavado cliché. Así pues, este reencuentro con Rafaela Aparicio y sus hijas, al que en cuestiones técnicas no hay nada que reclamarle y no puede decirse que sea aburrido, debe catalogarse como un intento fallido, por darle en cine, una culminación de lujo a un concepto proveniente de la pantalla chica, que bien lo hubiera merecido. 

Jesús Chavarría Critico de cine y cómics. Critico en Cine con Kristoff de Telehit. Fue editor de Stageone México. Colaboró con Playboy, Chilango y la edición mexicana de Archie. Hoy escribe para La Razón y Mórbido Magazine. Conduce el programa de radio y Tv, Rocket.