Creed: Corazón de campeón

Tras la cuasi ridícula Rocky Balboa de 2006, pareciera que la saga pugilística más legendaria del cine había tirado la toalla. La imagen del Semental Italiano regresando para una pelea de exhibición era un cierre patético para la historia arquetípica del underdog de buen corazón. Sin embargo, la franquicia toma renovados bríos de manera un tanto sorpresiva con Creed: Corazón de campeón. Hay suficientes guiños a las cintas anteriores como para satisfacer a los fans, pero también la innovación necesaria para hacerse de nuevos adeptos.

El joven director afroamericano Ryan Cooger vuelve a reunirse con Michael B. Jordan, como hiciera en la durísima Fruitvale Station. Jordan interpreta a un joven boxeador en ciernes, quien busca al viejo león Rocky para que lo entrene. Aquí Stallone nos regala una actuación francamente conmovedora que se merece el Globo de Oro del que fue objeto.

El guión sigue la travesía física y emocional de Adonis Johnson, un hijo perdido del antiguo rival y amigo de Rocky, el estrambótico Apollo Creed. Johnson no quiere cargar con el nombre de su padre en su camino rumbo a la gloria boxística. Así como el Rocky original era un escaparate de la cultura italoamericana en Filadelfia, Creed es también la búsqueda de identidad de Adonis. Es afroamericano, pero creció en un entorno privilegiado ajeno a la dureza de las urbes inmersas en la crisis. Es en las escenas urbanas que Coogler realiza una excelente labor cuasidocumental, metiéndose a las diversas capas sociales de Filadelfia.

Contrario al resto de la saga, aquí las escenas de boxeo sí son creíbles. Cooger eligió a boxeadores reales para representar a los oponentes de Adonis (incluyendo a Andre Ward y a Gabe Rosado, posible futuro rival del Canelo Álvarez), y comentaristas y celebridades reales aparecen para añadir verosimilitud al filme. La pelea final está filmada como una transmisión de HBO Sports, lo que agradecerán los fanáticos del arte de la fistiana. En el ring de Coogler la sangre y la agonía se saben realistas, contrario a las peleas caricaturescas de las películas de Rocky.

Como spin-off, Creed cumple y con creces: tanto en fondo como forma logra retomar la narrativa de las primeras dos cintas (las mejores) y crear un nuevo mito (de hecho, la considero el spin-off más efectivo del año, incluso más que El despertar de la Fuerza). Creed es emocionante e introspectiva, de aliento clásico pero filmada con un estilo que nos recuerda al cine indie de los 90 pero sin caer en el cliché.

César Albarrán Torres Es investigador del Programa de Culturas Digitales de la Universidad de Sydney. Es el editor fundador de cinepremiere.com.mx y escribe sobre cine, televisión y tecnología en diversos medios nacionales e internacionales.