Tortugas Ninja

El diálogo aparece prácticamente en todos los avances de las Tortugas Ninja (Teenage Mutant Ninja Turtles). Se trata de la reacción de April O’Neal (Megan Fox) cuando el cuarteto de hiper-desarrollados reptiles se presenta ante ella.

April: ¿Entonces ustedes son ninjas, mutantes, tortugas… adolescentes?
Donatello: Pues cuando lo dices así, suena ridículo.

La escena es fundamental. No sólo porque introduce a los personajes protagónicos, sino porque fija el tono de humor ligero, irónico y auto-paródico que reinará por el resto del filme. 

Es importante recordar que las Tortugas Ninja surgieron primero en cómic como una especie de remedo y caricatura de superhéroes, antes de sufrir múltiples transformaciones y trascender en la cultura pop. En un principio lo hicieron a través de una línea de juguetes y animaciones para televisión que fueron lanzadas simultáneamente, con un éxto inimaginable. En la versión original impresa, prevalecía un matiz mucho más obscuro al del resto de las interpretaciones que hemos conocido. Esta película no es la excepción.

El filme viene bajo el sello de Michael Bay como productor. Se suma así a un estilo de mercadotecnia hollywoodense, donde se trata a ciertos realizadores como “marca” cuando dan su visto bueno y cobijo a diferentes proyectos. Como Spielberg o J.J. Abrams, por ejemplo. 

Y si bien las Tortugas Ninja –bajo la tutela de Michael Bay– mantiene esa misma apariencia de espectacularidad superflua sustentada en explosiones y efectos especiales de Transformers, el filme de Jonathan Liebesman se distingue principalmente en 2 aspectos. Por una parte, las tortugas no se toman a sí mismas –ni remotamente– con la presunta seriedad y soberbia de los robots extraterrestres o de su propio autor cinematográfico. Y por otra, la película dura una tercera parte menos que cualquiera de los Transformers. Algo que, como público, muchos agradecemos. 

Sin duda, el alma de esta nueva entrega está en los personajes con nombres de artistas renacentistas. Leonardo, Donatello, Miguel Ángel y Raphael logran ofrecer –a pesar de su tosca, ruda y mugrosa apariencia– personalidades básicas sí, pero bien definidas, que nos atrapan con sus constantes ocurrencias.

Estas tortugas fueron creadas en el laboratorio del cine comercial contemporáneo, donde literalmente cientos de personas aportaron su talento para brindarles vida. Actores para los movimientos corporales y para las voces; especialistas en artes marciales y acrobacias para sus movimientos; artistas digitales para su presencia en pantalla. Resulta más atractiva la animación de los personajes digitales, que el 3D empleado para tratar de magnificarlas. Como en la mayoría de los casos, la tercera dimensión resulta prescindible.

El resultado es espectacular y divertido. Sobre todo cuando las vemos en acción y utilizan cada uno de sus atributos –y caparazones– para enfrentar ridículas situaciones y villanos, en un filme que se caracteriza por el ritmo frenético y el constante regodeo en lo absurdo.

Los creadores de Tortugas Ninja –director, guionistas y productores–, han sido absolutamente claros en destacar que este re-lanzamiento fílmico se sostiene por sí mismo. Es decir, se trata de una adaptación más de los personajes creados por Kevin Eastman y Peter Laird, sin conexión directa con las películas anteriores o las series de televisión. No se requiere ningún conocimiento previo en especial para disfrutar la cinta.

Pese a ello, demerita la plana interpretación de Megan Fox como April O’Neal, un personaje tan apreciado en el universo de las TMNT. O  la simplificación de Shredder (Destructor) y el Clan del Pie, némesis por excelencia de las tortugas.

Pero hasta a eso se sobreponen los innecesariamente enmascarados quelonios… Porque por eso son héroes.

Charlie Del Río Cinéfilo incorregible. Coleccionista de juguetes de películas. Fundador y conductor de @CinemaNET. Colaborador en Efekto Noticias y Filmmen. Escribe en Cine PREMIERE desde el 2002.