Mátalos suavemente
Protagonizada por Brad Pitt con el papel de un asesino, esta película es visualmente interesante, pero fallida.
En la víspera de las elecciones presidenciales en EUA del 2008, un asesino (Brad Pitt) es llamado para saldar las cuentas de la mafia en Nueva Orleans. Lo que ocasionó su llegada es simple: un criminal medio astuto y dos inexpertos ladrones atracaron un juego de cartas con la intención de que los asaltados le echaran la culpa al organizador de la partida (Ray Liotta). El tranquilo y reservado asesino de Pitt se encargará esclarecer el asunto y castigar a quien se lo merezca.
Mátalos suavemente, filme dirigido por Andrew Dominik, avanza con el mismo ritmo pausado y pensativo que su anterior El asesinato de Jesse James… La diferencia es que en aquella, a pesar de que los personajes hablan mucho menos, todos (incluido Dominik) tienen más qué decir. En ésta, las intenciones dramáticas del realizador son tan flojas y obvias que su crítica social y política se apoya en clips de Obama y McCain transmitidos en las televisiones de todos los bares. Y de hecho, la primera vez que vemos al verdugo de Pitt, escuchamos “The Man Comes Around” (sobre un hombre que dicta sentencias) de Johnny Cash.
Las abundantes conversaciones son demasiado largas y si no te memorizas cómo se llama cada quien la primera vez, será difícil seguirlas. Donde sí sobresale el cuidadoso ojo del director es en los asesinatos, pues cada uno es visualmente muy estimulante. Gráficos y dolorosos, pero muy efectivos. Lástima que estas secuencias sean tan pocas.