Cloud Atlas
Un experimento masivo de arquitectura narrativa que resulta sorprendentemente claro para una cinta tan potencialmente confusa.
La mejor forma de describir Cloud Atlas es que es una cinta ambiciosa donde los detalles de las historias que relata no son tan importantes como los temas que las unen. Tiene 3 directores, 6 tramas a lo largo de 500 años de historia y unas 10 estrellas en no menos de 4 personajes (de diferente sexo, idioma y raza) cada una. En sus casi 3 horas de duración habla sobre la explotación humana, el amor, la traición, el poder de una solitaria voz disidente y, sobre todo, habla sobre la libertad. Sobre lo que significa ser libre literal y metafóricamente. ¿Suena complicado? Lo es. Pero resulta sorprendentemente clara para una cinta tan potencialmente confusa.
No es ninguna sorpresa que el nuevo filme de Andy y Lana Wachowski, junto con Tom Tykwer haya sido financiado de forma independiente: es el tipo de proyecto arriesgado que ningún estudio se aventaría a realizar. Así, los cineastas fueron libres de hacer lo que quisieron y queda claro que así es como mejor funciona una lúcida mente artística. El filme logra unir –y cabe destacar el excepcional trabajo de edición de Alexander Berner– las 6 historias contándolas una a través de la otra como una muñequita rusa y bajo los mismos temas, sentimientos y tono. A pesar de sus múltiples y sinuosos caminos, todo se cuenta con una lucidez extraordinaria que ya quisieran tener tantos filmes muchos más sencillos.
La cinta lidia (aunque no explícitamente) con temas de reencarnación, la continuidad de un alma y otros esoterismos pero afortunadamente estos son relegados al asiento trasero de lo que es, en el más literal de los sentidos, un gran espectáculo visual y un experimento masivo de arquitectura narrativa. Al no ahogarnos en tonterías new age, podemos maravillarnos de su construcción.
Para quienes hayan perdido ya la fe en estos 3 cineastas, tengan por seguro que estos no son los Wachowski de Meteoro: La película (aunque si le buscamos, podemos encontrar paralelos visuales) ni el Tykwer de El perfume. Estas son las mentes prodigiosas detrás de Matrix y de Corre Lola corre, artistas que entienden y explotan las posibilidades del medio cinematográfico. Los 3 al fin ganándose el sobrenombre que les asignamos hace muchos años: visionarios.