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Cine

Una aventura extraordinaria

19-12-2012, 4:13:53 PM Por:
Una aventura extraordinaria

En la película Una aventura extraordinaria, Ang Lee hace uso de un 3D lleno de vida, que se ve beneficiado por un gran trabajo de sonido y encuadres estéticos.

Cine PREMIERE: 4
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La versión fílmica que Ang Lee realiza de la novela de 2001 de Yann Martel, Una aventura extraordinaria (Life of Pi en inglés), que fue un best-seller y se llevó premios literarios, es visualmente impactante. La película emplea los más recientes avances tecnológicos, pero a la par es mágicamente sencilla. En la India francesa, Pi, el hijo del dueño de un zoológico, colecciona religiones mundiales –hinduismo, islamismo, cristianismo y budismo– como otros niños coleccionarían tarjetas de béisbol. “Son mis superhéroes”, asegura al tiempo que repasa una lista de sus deidades favoritas. Y el chico necesitará de toda la fortaleza espiritual que pueda recabar en los días que están por venir. Cuando Pi tiene 16 años, su familia emigra de la India a Norteamérica a bordo de un barco de carga japonés, en un viaje en que la familia venderá sus animales de zoológico en Canadá. Pero en el viaje una terrible tormenta hace que la embarcación naufrague y Pi termina a la deriva en una pequeña lancha salvavidas, junto con el resto de los sobrevivientes: una rata, una hiena maniaca, una cebra herida, un orangután emotivo y, escondido bajo una carpa, un enorme tigre de Bengala… muy pronto la población de la lancha se reducirá a dos. Por suerte, como creció junto a los animales del zoológico, Pi tiene un conocimiento enciclopédico sobre el comportamiento animal y un amor ferviente hacia la narrativa –conoce bien historias cuyas lecciones le serán muy útiles. En la novela, Pi utiliza su conocimiento sobre los animales y pronto se establece como el macho alfa, marcando su territorio en la lancha para controlar y entrenar mejor al tigre.

He aquí donde el corazón de la historia es diferente: sobre la pantalla Pi aprende a controlar su miedo y mantener la cordura mientras coexiste –pero no doma– al tigre que conocemos como Richard Parker. Lo que une todos los elementos y hace que la cinta funcione es la actuación temeraria y audazmente honesta del no-actor Suraj Sharma, quien ni siquiera sabía cómo nadar cuando fue elegido para el papel, y mucho menos reaccionar ante una bestia que no estaba ahí con él mientras se filmaba la escena. El director también se enfrentó con un reto enorme: mantener vivo nuestro interés en esta travesía por las aguas con únicamente un ser humano por 227 días –la mayor parte del filme.

Haciendo uso de un 3D lleno de vida, que se ve beneficiado por un gran trabajo de sonido, Lee pinta el encuadre con su estética poética característica y con imaginería que inspira: dese el cielo reflejado en el océano cristalino, con la lancha suspendida ahí como si flotara en el aire, hasta la maravillosa ballena que brinca sobre las aguas resplandeciendo con medusas luminosas. Así que si tus ilusiones se desmoronan en la última media hora de la película, que sucede en tierra firme, cuando cuestionan la historia de Pi y él necesita contar una versión menos fantástica y más convencional de su odisea, pregúntate si la fantasía no hizo que el viaje valiera la pena.

autor Es escritora, fotógrafa, cineasta y vive en Hollywood con su esposo y su traviesa cachorrita Airedale. Promete estar más activa en Twitter y espera que el guión que escribió con su hermano se convierta en película.
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