Educando a mamá
Dirigida por la mexicana Patricia Riggen, esta película es más emocional que brillante, pero vale la pena.
Sin duda, Educando a mamá de Patricia Riggen (La misma luna) es de mujeres para mujeres. Su historia, basada en una idea original del guionista Hiram Martínez, refresca el repertorio de adaptaciones que llenan los cines y abre una ventana a la psique femenina. ¿Qué más se puede contar sobre la adolescencia o el ser madre soltera? Al parecer, mucho. Sus personajes principales, representados por dos latinas –Eva Mendes y Cierra Ramírez–, logran superar el tema hispano para concentrarse en algo más universal: ¿cómo madurar?
Un drama más centrado en despertar sentimientos que en hacer brillantes revelaciones, destaca por la actuación de Ramírez como Ansiedad, una adolescente que decide seguir los pasos de las novelas de transición a la madurez (coming of age stories, en inglés) para dejar atrás su niñez y, de paso, castigar a su mamá (Mendes).
Perder la virginidad, sufrir la muerte de alguien cercano, cambiar de apariencia son sólo algunas de las metas en su lista, que intenta lograr sistemáticamente para adelantar su proceso de maduración. Con una premisa como ésta, no faltan las situaciones curiosas, como cuando adopta a una anciana en un asilo para asegurarse una “pérdida” en un futuro cercano; así como momentos de drama, que se desprenden de las fisuras que hay en la relación madre e hija.
La película cuenta con el toque característico del cine de Riggen, tan dispuesto a darle voz cinematográfica a los olvidados dentro de la industria hollywoodense (los hispanos y las mujeres, en especial), además de – por supuesto–, a Eugenio Derbez. El cómico mexicano nuevamente deja atrás el humor, aún más que en La misma Luna, para dar vida a aquél que apodan “Misión imposible”, un pobre ayudante de cocina. El único problema es que éste se siente innecesario en su mayor parte y, a pesar de que no cae en el sentimentalismo que caracteriza a estos personajes hispanos, no deja de tener algo de cliché.
Es cierto que la cinta no está exenta de escollos: el tono a veces resulta ambiguo, pues no queda claro si pretende divertir o conmover. Aún así, se trata de una cinta sensible, muy susceptible a ser malentendida por sus errores en narrativa, pero con más fondo del que aparenta. Tal vez exista un problema a la hora de etiquetarla: ¿Es una comedia? ¿Una película para adolescentes? ¿Un drama sobre el ser madre soltera? Sin embargo, merece una oportunidad por su propuesta original. No todos lograrán meterse en los zapatos de las protagonistas, pero vale a pena intentarlo.