One Piece – Crítica de la serie live-action de Netflix
La serie live-action de One Piece entiende lo que significa ser un nakama.
Cada fan tiene en la mente su propia idea de cómo sería una versión en carne y hueso de la querida obra de Eiichirō Oda. Y a seis años de su anuncio, la serie live-action de One Piece de Netflix por fin está aquí. ¿Es la adaptación fiel a la esencia del material de origen y cumple con las altas expectativas de sus seguidores y su creador?
La trama es bien conocida. Aquí seguimos la historia de Monkey D. Luffy, quien se embarca en un peligroso viaje para perseguir su sueño: convertirse en el rey de los piratas. Para ello, debe cruzar los mares de Grand Line y encontrar el legendario tesoro escondido por Gold D. Roger: el One Piece. A lo largo de su camino, Luffy se enfrentará a grandes retos y enemigos poderosos. Pero también reunirá, poco a poco, a una tripulación de personas que, como él, buscan cumplir sus propios sueños.
El maestro Eiichirō Oda creó el manga homónimo para la revista Weekly Shōnen Jump en julio de 1997. Hasta el día de hoy ha sido recopilado por la editorial Shūeisha en más de cien tomos, convirtiéndose en el manga más vendido de la historia. Su obra es adaptada asimismo al anime por Toei Animation a través de una serie que debutó en octubre de 1999 y ya cuenta con 1,073 episodios, además de 15 largometrajes. One Piece ha rebasado el Grand Line y llegado a todo el mundo, su éxito es indiscutible.
En consecuencia, el destino de la franquicia era innegable. Como con muchos otros anime, durante mucho tiempo soñó en convertirse en el rey del live-action. Finalmente, Netflix y Tomorrow Studios tomaron la responsabilidad de esa adaptación a este formato. Sin embargo, como ya lo hemos presenciado en incontables ocasiones, no es tarea fácil darle vida a un manga/anime; en especial, cuando parte de un mundo que desborda una imaginación tan rica como la Oda. Ambas compañías previamente trabajaron en Cowboy Bebop y… el resultado dejó bastante que desear. ¿Aprendieron de su previa experiencia y han encontrado la fórmula para capturar la magia y chispa de los piratas?
Agárrense de sus sombreros de paja que la serie live-action de One Piece de Netflix ha salido a conquistar el mundo. Nuestro veredicto para esta primera temporada es: Tomorrow Studios hace un excelente trabajo. ¡Es cierto! Probablemente al tener a Eiichirō Oda como productor ejecutivo, involucrándose de cerca en cada etapa del proyecto, haya proveído al equipo de frutas del diablo con las que pudieron capturar y plasmar la esencia de lo que es One Piece.
Sus realizadores han tomado la creación del mangaka y consiguieron representar en tan sólo ocho episodios los bloques principales de la saga de East Blue para esta primera entrega. Hay que aclarar que no todo aparece en esta adaptación, pero podemos encontrar los eventos y personajes importantes para contar la historia y hacer una fiel representación del One Piece que queremos. Para quienes esta serie representa su primer acercamiento al título, no es necesario haber leído el manga o ver el anime para entender la aventura delante de nosotros. Los showrunners Matt Owens y Steven Maeda hacen un excelente trabajo para guiar al espectador acompañando a Luffy en su travesía.
La serie comprime varios capítulos de la historia y se da a la tarea de reconstruir el material original. Nos transporta entre distintas locaciones y se mueve entre pasado y presente. Afortunadamente, está zurcida de tal manera que el espectador no pierde el hilo de lo que está sucediendo y es fácil de seguir. El ritmo que maneja y la manera en la que combinan los sucesos es el necesario para que los eventos se desarrollen de manera natural y sin abrumarnos. Para quienes están más familiarizados con la historia, al final, no se siente como si hubiera alguna modificación porque lo esencial de la historia está presente. La mezcla entre el drama, la aventura y la acción nos mantienen inmersos en la historia.
Hay muchas cosas buenas de qué hablar pero la médula de esta excelente adaptación se encuentra en las caracterización de los personajes. Comenzando por un reparto perfectamente elegido para representar a los Sombreros de Paja, aliados, enemigos y hasta aquel soldado de la Marina en el fondo. Los actores conocen a la perfección a sus personajes y el mundo en el que viven. En pantalla logramos apreciar la dinámica de los nakama como los conocemos.
En una de las mejores decisiones de casting en un live-action, el mexicano Iñaki Godoy brilla con su increíble interpretación de Luffy. Jacob Romero Gibson parece haber nacido para interpretar a Usopp: sus gestos, la actitud, todo el espíritu está presente. Lo mismo podemos decir de los demás Sombrero de Paja: Emily Rudd como Nami, Taz Skylar como el coqueto cocinero Sanji, y Mackenyu, como el mejor espadachín del mundo, Roronoa Zoro. El talento demuestra haber estudiado sus manierismos. Incluso a la hora de pelear, apreciamos su compromiso para replicar las habilidades de combate de cada personaje. Y así podemos seguir con Koby, el vicealmirante Garp, el pirata Buggy, ¡todos!, retratados magníficamente.
Ya hablamos de las actuaciones, pero también hay que destacar que el cariño y dedicación del equipo se ve reflejado en el diseño de producción. No es solo un gran trabajo de casting, también está el espléndido maquillaje y vestuario que traen a la vida a estas personalidades. Un fabuloso aspecto es el diverso repertorio de vestimentas que utilizan Luffy y su tripulación a lo largo de la serie, como lo hacen en el material original. Los detalles en cada escenario están meticulosamente cuidados para complacer a los fans de la franquicia y honrar el trabajo de su creador. Los sets dan volumen al mundo, complementado a los personajes que vemos desenvolverse en él.
En cuanto a la música, podemos percibir algunas referencias a la banda sonora de la serie original. Principalmente en el primer episodio, hace un gran trabajo de embarcarnos a la aventura. Lamentablemente, a diferencia del anime, pierde aquí un poco de protagonismo. Tal vez requiera acostumbrarse a el estilo de la serie, pero puede llegar a sentirse un poco desaprovechada . Si has visto la adaptación de Toei reconocerás que la música toma un papel importante en transportarnos a esos sentimientos y exaltar los momentos trágicos y de proporciones épicas cuando todo está en juego.
Como fans, nuestro sueño era ver al universo de One Piece y a nuestros personajes favoritos traducidos al live-action a la perfección, y en Netflix lo han conseguido. Ocho capítulos no son suficientes y no podemos esperar para ver lo que sigue. Nos subimos al barco de los Sombrero de Paja de carne y hueso en esta aventura.
La serie live-action de One Piece ya está disponible en Netflix.