Mi nombre es Dolemite: Eddie Murphy, un verdadero amateur
Mi nombre es Dolemite es una historia de amor sobre el arte, el cine y sobre no darse por vencido, aun cuando toda la evidencia sugiera lo contrario.
Nadie empieza queriendo hacer una mala película. Es difícil no estar de acuerdo con esta premisa, aún cuando a lo largo de la historia ha habido cineastas que parecen demostrar lo opuesto: Brian Trenchard-Smith (rey del “ozploitation” australiano), el mexicano Juan Orol, Tommy Wiseau (creador de “la peor película de la historia”, The Room) y, por supuesto, el ya mundialmente famoso Edward D. Wood, Jr. Sin embargo, se podría argumentar que todos ellos no son más que verdaderos amateurs, en el sentido literal de la palabra francesa: “amantes de”. Enamorados del cine, que no pueden sino lanzarse ciegamente a su pasión, aunque no siempre consigan resultados óptimos. A esta lista es momento de añadir otro nombre: Rudy Ray Moore, protagonista de Mi nombre es Dolemite.
Nacido en Arkansas en 1927, Moore se dio a conocer en los barrios pobres y afroamericanos de Los Ángeles cuando –tras una serie de intentos fallidos de convertirse en músico y comediante de stand-up– publicó el primero de tres álbumes de comedia con un personaje: Dolemite, un padrote que cuenta sus anécdotas de vida en rima (al día de hoy es recordado como el abuelo del rap). El éxito de dicho personaje eventualmente desembocaría en una serie de películas blaxpoitation, producidas, financiadas y protagonizadas por él mismo, sin olvidar que ahora ha originado una biopic protagonizada por Eddie Murphy, Wesley Snipes, Keegan Michael-Key y Chris Rock.
“Yo empecé haciendo cine de guerrilla”, le dijo el director Craig Brewer a AP, tras el estreno de Mi nombre es Dolemite en el Festival Internacional de Cine de Toronto. El realizador se dio a conocer con la cinta Hustle & Flow (también sobre otro proxeneta rapero interpretado por Terrence Howard) y después desarrolló la serie sobre hip hop Empire. “Uno sólo llega y filma. No hay permisos. No hay profesionales. Sólo hay un montón de gente con pasión ciega como tú. Algunas veces esos proyectos apasionados se convierten en algo maravilloso aunque sean terribles”.
Es además muy apropiado que el motor principal de Mi nombre es Dolemite sea la pasión, pues eso mismo fue lo que inspiró a Eddie Murphy para perseguir este proyecto durante casi 20 años. “Nunca solté la idea”, le dijo el comediante a AP. “Siempre me pareció que esa historia haría una gran película. Pero no sucedió. Y no había Netflix en aquel entonces”.
“Aquel entonces” fue hace 16 años, cuando el actor conoció a Scott Alexander y Larry Karaszewski, guionistas de Ed Wood, Larry Flint: El nombre del escándalo y El lunático –que narra la historia de Andy Kaufman–. Los tres se hicieron amigos gracias a su amor por las películas de Dolemite, pero tuvieron que pasar casi dos décadas para que los escritores pudieran levantar el proyecto: en parte gracias al éxito de la serie que produjeron, American Crime Story, sobre los casos de OJ Simpson y Gianni Versace. Posteriormente reclutaron a Brewer, quien también creció admirando el espíritu emprendedor de Rudy Ray Moore.
“Siempre me han atraído mucho las historias de gente que no tiene mucho, pero que hace muchísimo con lo que tiene”, le dijo Brewer a Entertainment Weekly. “También quise que la película fuera al mismo tiempo una celebración de lo que es hacer cine, y de Rudy mismo”.
Para lograr la autenticidad que buscaba, el director contactó a parte del equipo que trabajó en las películas originales de Dolemite, como el director de fotografía Nick von Sternberg, quien les regaló la claqueta que usaron en aquel rodaje en 1974. “El encargado de las locaciones también era fanático de Dolemite y encontró todas las locaciones originales para que filmáramos ahí”, concluyó el realizador.
Rudy Ray Moore falleció en 2008, pero es fácil imaginarnos lo orgulloso que se sentiría de ver su historia plasmada y celebrada en una producción así. Como Tommy Wiseau, Ed Wood, Mark Borchardt (del fantástico documental American Movie) y hasta William Hung (aspirante a cantante que se volvió viral gracias a su audición en American Idol), Moore encarna lo que significa hacer las cosas por amor.
Mi nombre es Dolemite ya está disponible en Netflix.