Línea mortal: Al límite – Crítica
Diego Luna, Ellen Page y Nina Dobrev interpretan a estudiantes de medicina que no les importa mantener vivo el suspenso en la película y mucho menos resucitarla.
Si bien no se trata de un clásico del cine de suspenso, Línea mortal de Joel Schumacher mostraba en aquel entonces un reparto de futuras estrellas de Hollywood: Julia Roberts, Kiefer Sutherland, Kevin Bacon, Oliver Platt y también aparecía William Baldwin. Su historia con premisa sencilla resultaba interesante y macabra: unos estudiantes de medicina se disponen a responder la pregunta ¿qué pasa después de la muerte? Su método: matándose y reviviéndose un minuto después para contar sus experiencias.
27 años después de aquella llega su remake con un reparto de actores que ya podrían considerarse estrellas de Hollywood: Ellen Page, Nina Dobrev y el coprotagónico de Rogue One: Una historia de Star Wars, Diego Luna. El director es Niels Arden Oplev, encargado de adaptar la novela de Los hombres que no amaban a las mujeres en su país natal, Suecia y protagonizada por Noomi Rapace. El guionista de este remake es Ben Ripley, responsable de la película de Duncan Jones 8 minutos antes de morir (Source Code). Con estos ingredientes, todo apuntaba a que, al menos, estaría a la altura de la película de Schumacher.
Uno de los diagnósticos de Línea mortal: Al límite radica en que mientras en la original los compañeros de Sutherland conocían ya sobre el plan de matarse y revivir, aquí Ellen Page se los informa minutos antes de hacerlo para “ver si la ayudaban”, por lo que la película se habría terminado segundos después si tan sólo sus compañeros le hubieran respondido que no. Resulta un tanto inverosímil que los personajes tomen una decisión así de riesgosa con la mano en la cintura.
Por otro lado, fuera de los pecados que deben pagar por su pasado, la propia psicología de los personajes está burdamente dibujada, por lo que es complicado empatizar con alguno de ellos. Quizás un poco más con Diego Luna… y eso sólo por ser mexicano. No hay momento alguno dentro del filme que se sienta auténtico. Por ejemplo, minutos después de una de sus experiencias «post mortem», los personajes tiene una explosión de… “vida” (¿?): tienen que decidir entre armar una borrachera en el departamento de uno de ellos o irse a un concierto al aire libre donde todo está permitido. Porque, al parecer, que mueras y te revivan es un tipo de procedimiento ambulatorio.
Pero sin duda es al final del segundo acto donde la película busca deslindarse de la original y “crear” su propio camino tomando una decisión sumamente arriesgada, vacía y que claramente fue hecha con el simple propósito de “impresionar” y para ser “innovadores”. En ese momento la cinta se olvida por completo de la construcción que venía presentando desde un inicio.
Mientras que la Línea mortal de Schumacher crea toda una estructura de suspenso para descubrir lo que sucede con cada uno de los personajes para terminar en un momento de tensión importante, Línea mortal: Al límite evita crear suspenso para sólo presentarnos a un montón de estudiantes de medicina que tienen nulo interés en mantener con vida la tensión de la película, y mucho menos revivirla.