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Cine

A la deriva (Adrift) – Crítica

17-07-2018, 10:30:41 AM Por:
A la deriva (Adrift) – Crítica

El trabajo de Woodley y Claflin así como la dirección de Kormákur elevan esta historia de dos amantes solos contra la inmensidad del mar.

Cine PREMIERE: 3.5
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Pareciera que el director Baltasar Kormákur siente una peculiar inclinación por las catástrofes naturales que obsequian increíbles testimonios de sobrevivencia; casos reales y emocionantes donde la línea entre la vida y la muerte se vuelve difusa y pierde vigor. The Deep (2012), Everest (2015) y ahora A la deriva ejemplifican este interés que, al final del día, impresiona y asombra a quienes deseen adentrarse en los dramas y la presión que aflige a los personajes.

En Everest dos grupos de escaladores se ven rodeados por una violenta tormenta, empresa convertida en una de las peores tragedias acaecidas en la portentosa e inmaculada montaña; con A la deriva la debacle se traslada al océano Pacífico para mostrarnos la pequeñez del ser humano ante el poder del mar. A Tami Oldham (Shailene Woodley) y Richard Sharp (Sam Claflin), un par de jóvenes aventureros, se les obsequia una oportunidad única: trasladar una lujosa embarcación de Tahití a Estados Unidos. Sin embargo, en el camino se topan con uno de los peores huracanes registrados en la historia: Raymond, el cual tempestuosamente cambió de dirección arrasándolos en su marcha. Pese a su intento por esquivarlo, fueron alcanzados por la bestialidad del mar hasta naufragar y permanecer 41 días a la deriva, 41 días en los que ella trató de alcanzar tierra firme una vez que Richard resultó lastimado.

Shailene Woodley Adrift

Kormákur y los guionistas Aaron y Jordan Kandell, quienes adaptaron el libro Sky in Mourning: The True Story of Love, Loss and Survival at Sea, escrito por Tami Ashcraft, acertaron al crear una narración cíclica que arranca por el desenlace, cuando la tragedia ya ocurrió y existe un remanso contrastante con la inquietud de Tami tras descubrir la ausencia de Richard del barco. Ambientada en 1983, hilvana escenas del presente-postormenta con el pasado de los personajes –desde que se conocieron hasta cómo creció su relación– para revelarnos cómo terminaron en el mar en un momento tan desventurado.

Para ello el director no escatima en pietaje, emplea planosecuencias en espacios reducidos –como lo es el interior del navío– o incluso tomas acuáticas al ras de los personajes cuando nadan para enfatizar el desasosiego, la desesperación y la inmensidad del inclemente mar y su corriente, mientras se enfrentan a un antagonista supremo y parecen llevar todas las de perder.

Shailene Woodley Sam Claflin

Kormákur es un hábil contador de este tipo de historias, pues sabe combinar las escenas de suspenso con impresionantes momentos de desazón y desesperanza desde un ángulo realista, al menos hasta que alcanzamos el desenlace, porque el uso de la música dota de una carga sentimentalista innecesaria cuando previamente se había construido un montaje sobrio y sin excesos dramáticos.

A la deriva tampoco sería lo que es sin el trabajo de Woodley y Claflin, quienes se muestran genuinos y veraces en su consternación, en el alto nivel de estrés manejado en las escenas climáticas, para las cuales debieron echar mano de su imaginación, porque el filme se completó en la sala de efectos visuales. Sin embargo, los fragmentos de sus vidas previos a la tormenta –su estancia en Tahití– son planos, aletargados, poco profundos e impiden que su relación se vea tan sólida como los diálogos melosos tratan de acentuar. Aun así, es un homenaje desgarrador a la sobrevivencia y la fuerza del espíritu.

Adrift

autor No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!
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