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Cine

En el nombre de mi hija – Crítica

25-08-2017, 5:08:48 PM Por:
En el nombre de mi hija – Crítica

Un escándalo mediático francés en torno al infanticidio sirve como base a la cuarta película de Vincent Garenq. Un relato sobre los límites entre venganza y justicia cuyas deficiencias son compensadas por dos actuaciones de alto nivel.

Cine PREMIERE: 3
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El francés Vicent Garenq parece haber encontrado una fórmula cómoda a sus intenciones como realizador y un público adecuado para dicha fórmula. Después de un inicio fresco en la comedia (Comme les autres, 2008) que, pese a su calidez, pasó inadvertido fuera de los circuitos europeos y los LGBT, ha ido uniendo su nombre al de una cadena de cintas basadas en casos judiciales y periodísticos con interés ya calado y garantizado en la opinión pública. A Presunto culpable (Présumé coupable, 2011; sin relación alguna con el documental mexicano del mismo nombre), que narraba el proceso de un hombre equivocadamente condenado por pedofilia siguió The Clearstream Affair (L´Enquête, 2014), acerca de un escándalo corporativo de alto nivel que reveló nexos profundos con políticos y con el sistema de justicia francesa. La cinta no llegó a exhibirse en Latinoamérica, aunque de haberlo hecho, habría podido confundirse con las noticias cotidianas de la región.

Para su cuarto proyecto, Garenq apostó por otro caso estruendoso y ampliamente documentado. En el nombre de mi hija repasa el caso Dieter Krombach, una odisea de tres décadas que el francés André Bamberski emprendió en contra del médico alemán que da nombre al caso, quien fuera padrastro de su fallecida hija de 14 años y a quien el padre biológico acusa como responsable de su homicidio.

Mientras el caso mediático estuvo centrado en la incierta relación entre la joven y su presunto asesino, el guion, escrito a cuatro manos por Garenq y Julien Rappeneau, pone en foco a la figura del padre de Kalinka y su interminable persecución de justicia que, en más de un momento, lo lleva al borde de ejercerla por mano propia. En el camino, André se entrena a si mismo como abogado penalista internacional y encabeza su propia defensa, llegando a poner en entredicho a los sistemas penales de tres países. Con semejante material en las manos, me siento tentado a fantasear con lo que algún cineasta titánico del cine judicial como Sidney Lumet (12 hombres en pugna, El veredicto) o Costa-Gavras (Mucho más que un crimen, Desaparecido) habrían puesto a cocinar. Aunque bien facturado, el resultado de Garenq parece tibio, convencional y temeroso de explorar los ángulos más filosos de la situación. Quizá en el afán por no perder el favor del espectador promedio o por no encender polémicas que lo arañen, el cineasta no nos permite indagar mas que en la superficie de dos personajes complejos, sulfurosos y cambiantes, que sólo ganan matices y profundidad gracias a las potentes interpretaciones de Daniel Auteuil y Sebastian Koch, dos actores que podrían aparecer en Plaza Sésamo y seguirían devorando a la cámara. Su duelo de temperamentos actores es por demás interesante, pues mientras Auteuil aporta un nervio nuevo a sus conocidos roles de padre atribulado, Koch despliega una villanía taimada que en nada se parece a su trabajo en, por ejemplo, La vida de los otros.

Pese a inconsistencias como ésas y a su persistente sabor a déja-vu, En el nombre de mi hija, estrenada en el Tour de Cine Francés de 2016 y actualmente en cartelera regular, merece cierta atención como producto de un cine humanista, suficientemente crítico, atento a los debates sobre derechos humanos y sobre la impartición de justicia en las sociedades de nuestros días.

autor Periodista, cinéfilo y lector compulsivo, conductor en Mi cine tu cine (Once TV), locutor, jazzero y tragón. Miembro de la Semaine de la Critique de Cannes en 2014 y del Berlinale Talents Press. Estando antes en París, pasaba más tiempo dentro del cine que afuera, así que volví a la Ciudad de México en donde el cine es más barato y, digan lo que digan, se come mejor.
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