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Cine

Amor en braille

02-07-2017, 12:34:42 AM Por:
Amor en braille

Con sus flaquezas y virtudes, Amor en braille es un drama veraniego que sirve como recordatorio de las aventuras en la infancia.

Cine PREMIERE: 2.5
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Todos recordamos algún amor de la infancia. Inocente y transparente, el enamoramiento en aquella época puede convertirse en una grata aventura. Justo como le sucede a Marie (Alix Vaillot) y a Víctor (Jean-Stan Du Pac), dos niños en apariencia contrarios que unen sus caminos a través del compañerismo y la valentía. 

Basada en el libro de Pascal Ruter y las ilustraciones de Anne Montel, Amor en braille (2016), de Michel Boujenah, es una sencilla película que recuerda a toda la genealogía de los amores de verano, los amigos cómplices y el complicado paso hacia la adultez, lecciones de vida que el cine se ha encargado de repetirnos una y otra vez. 

Marie es una niña prodigio, de buena familia, amable pero solitaria, por su lado, Víctor es un niño complicado, no muy atento a la escuela que debe sortear una relación complicada con su padre. Los contrarios se atraen y después de un torpe acercamiento, ambos comprenden que, de una u otra manera, ambos se necesitan: Marie comienza a ayudar a Víctor en la escuela y éste, a su vez, comienza a ser un puente de tranquilidad para ella, un papel que desconoce pues Marie oculta una enfermedad degenerativa en los ojos. 

Amor en braille no está muy alejada de las películas románticas en donde el chico malo se enamora de la chica buena y viceversa (Un amor para recordar de 2002, por ejemplo); sin embargo, esa visión, tan gastada y recurrida, adquiere cierta simpatía en el trabajo de Boujenah: alejados del drama adolescente, las lágrimas inagotables y el dolor de la separación, los personajes en esta película sobrellevan de manera amena todas las complicaciones que los rodean. 

Marie, por ejemplo, vive prácticamente el abandono de sus padres (personalidades importantes del arte que viajan constantemente); Víctor debe sobrellevar el duelo por la muerte de su madre y la negación en silencio de su padre. Aquí, la mirada de los adultos es más bien torpe, egoísta, ajena a los deseos y necesidades de sus hijos: en ambas familias pasan por alto los sueños de estos dos niños: ella, queriendo ser una gran música, y él, tratando de decirle al mundo que no es un niño problema. 

Cuando el tiempo cobre factura y Marie no pueda ocultar más su progresiva ceguera, junto con Víctor, ideará un plan de 35 días para aparentar que ve con normalidad y así poder llegar a la audición para un conservatorio de música. Desde este momento, la película adquiere espontaneidad y una atmósfera cómica: ¿hasta dónde llega el ingenio en los niños?, ¿de qué somos capaces de hacer por nuestros amigos? Víctor se convierte en el guía y la mano derecha de Marie. 

Aunque el planteamiento parezca simple, por debajo surgen más incógnitas que el director no termina de madurar pero que están presentes de manera sutil y amable para los espectadores: el despertar de la atracción sexual entre los dos protagonistas, la inercia de los matrimonios infelices y el duelo o la ausencia de una figura materna. Sí, todos estos temas suenan muy interesantes pero Amor en braille se decide por la narrativa dulzona, digerible, apta para todo el público, una pequeña decepción si pensamos en un tema tan crudo como la ceguera en un niño y la perseverancia (y a veces necedad) de los más pequeños por lograr un objetivo. 

Amor en braille es como un Un reino bajo la luna (2012) de Anderson pero sin la hazaña y la pericia del director, con el miedo de darle a los niños su dimensión como seres humanos con vicios y virtudes. La película es disfrutable, sí, pero seguro la sed del espectador se quedará sin agua y pensará que otra vez estamos ante la adaptación de un bestseller dulzón y taquillero. 

Con sus flaquezas y virtudes (hay que agradecer que la adaptación no haya sido estadounidense), Amor es braille es un bonito recordatorio de la infancia y la esperanza, no hay más, no hay menos, una producción pensada completamente en el público veraniego. 

autor Escribo sobre cine y televisión. Me gusta pensar las imágenes. Colaboradora en Revista Nexos, Butaca Ancha y F.I.L.M.E Magazine. Cuando sea grande quiero ser como Luisa, en Días de otoño de Roberto Gavaldón.
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