Rock the Kasbah
Un elenco y premisa interesantes en una cinta que deja mucho, mucho, qué desear.
Este 2016, entre otras cosas, nos ha confirmado lo perdidos que aún están algunos directores que en su momento fueron brillantes. Basta mencionar que apenas hace algunos días, Alex Proyas, responsable de películas como El Cuervo –sin duda un título de culto– y la excelente Dark City –de la que Matrix prácticamente es una especie de remake–, estrenó la entretenida pero intrascendente y artificiosa, Dioses de Egipto. Ahora, por desgracia, toca turno a Barry Levinson, director estadounidense para el que pasan los años y nada más no puede ver la suya. Atrás quedaron esos brillantes episodios de su filmografía que incluyeron Rain Man o la genial e irónica Wag The Dog –si La dictadura perfecta les pareció buena, ésta presentó varios años antes el mismo concepto y de mucho mejor manera–, para dar paso a propuestas con interesantes y bien intencionados apuntes, pero lamentables resultados, entre ellas Bandits, The Bay y la que hoy nos ocupa, Rock the Kasbah.
La trama sigue los pasos del buen Richie Lanz (Bill Murray), un manager en plena decadencia que por culpa de su último cliente, está atrapado en la mitad de la guerra en Afganistán. Es ahí donde se encuentra con una adolescente poseedora de una estupenda voz y cuyo sueño es llegar a ser la primera mujer que participe en la versión de American Idol de por aquellos lares. Richie no perderá la oportunidad y junto con su muy peculiar equipo de colaboradores –que incluye una prostituta y un mercenario–, enfrentarán situaciones peligrosas y prejuicios culturales con tal de convertir a su representada en una verdadera estrella.
Aquí, el principal problema es la falta de claridad de los objetivos del director, lo cual es un grave error al acercarse a un tema tan delicado y plagado de implicaciones ideológicas. La película se plantea de inicio como una comedia pero nunca termina de despegar debido a lo intermitente del desarrollo y la falta de estructura de los chistes. Luego encuentra algunos buenos momentos cuando decide apostar por el humor negro, pero todo se diluye para la parte final al inexplicablemente comenzar a tomarse demasiado en serio. Dentro de lo más rescatable, debemos mencionar que en el rol principal está un Murray que, sin ser precisamente sobresaliente, muestra oficio y engancha de inmediato con el espectador, aunque esto no es suficiente para sostener la propuesta, en donde incluso Bruce Willis, quien interpreta a un mercenario en un papel que podría antojarse natural para el, se siente desperdiciado.
Con Rock the Kasbah estamos ante un caso clásico de una premisa interesante y reparto muy llamativo, que se pierde entre la indefinición y sus exageradas pretensiones. Algo que, por cierto, ya se vio reflejado en la taquilla estadounidense, convirtiéndola en una de las producciones menos rentables. Así pues, Barry Levinson tendrá que seguir en la búsqueda de la redención fílmica, que al menos en esta ocasión no llegó.