La casa mágica
Con estándares de producción diferentes a los de muchas cintas animadas, la película ofrece nobles mensajes.
Los típicos “érase una vez” y “en un lugar muy muy lejano” no caben en esta
animación. Todo ocurre en una época reciente, en la que la crisis hipotecaria ha
sacudido incluso a algunas partes de Europa, en un sitio geográficamente ubicable,
Bélgica. Pareciera así una premisa compleja para una película infantil, pero no es
más que el fondo para desarrollar una animación llena de fantasía y creatividad.
Todo inicia cuando una familia, al perder su casa y tener que mudarse, abandona a
un gatito. Para protegerse, busca refugio en una construcción vieja y
aparentemente embrujada, pero no es más que el hogar de un mago que, junto con
sus inventos, lo reciben con los brazos abiertos.
En toda la parafernalia imaginativa y la felicidad con la que reciben al gatito, al que
nombran Trueno; sin embargo, las dos mascotas del mago, un veterano conejo y su
fiel rata, no tienen la misma respuesta.
Las envidias y el miedo hacia lo desconocido, motivan a esa dupla a trazar trampas
para “echar” al nuevo integrante de la familia; pero antes de lograrlo, su dueño es
internado en un hospital. La situación es aprovechada por el sobrino avaro del
mago, quien quiere quedarse con la vieja casa y enviar a su tío a una casa de retiro.
Los directores Jeremy Degruson y Ben Stassen, quienes debutan como directores
con este filme, parten de este conflicto para llevar a los peculiares personajes por
una serie de aventuras y planes, a fin de salvar su hogar y hacer ver a su dueño
sobre los malévolos planes de su sobrino. Esta premisa ayuda a plantear varios
mensajes, como la importancia de la integración y del trabajo en equipo.
La casa mágica tiene entre sus aciertos una duración precisa, tanto para que los
pequeños no sufran de tedio en la sala como para desarrollar la historia; así como
el tener entre sus personajes pequeñas mascotas e inventos divertidos, con
personalidades muy definidas –el bueno, el villano, etc.- y tener un lenguaje claro,
fórmula que mantiene al público infantil entretenidos de inicio a fin.
Respecto a la animación, ésta es computarizada y no tiene los estándares de
calidad a los que nos tiene acostumbrados Pixar, situación que se comprende ante
su presupuesto de 34 millones de dólares, cifras bajas si se comparan con las
realizaciones de Pixar –por ejemplo, Monsters University costó alrededor de 200
millones de dólares. Sin embargo, se rescata por sus coloridos y brillantes tonos.
-Ilana Iturbide